Argentina: donde a los jubilados se los reprime, se los empobrece y se los quiere hacer desaparecer
Como cada miércoles, los jubilados marcharon pidiendo lo mínimo: una jubilación digna, medicamentos y respeto. La respuesta fue la misma de siempre: palos, gases y represión. Más de 70 heridos, dos adultos mayores hospitalizados y una nena de 13 años alcanzada por los gases, en una postal que duele y avergüenza. Un jubilado lo resumió con una frase que parte el alma: “30 años laburando, gracias a Dios que en los comedores nos dan de comer, pero hay días que si no vengo, no como”. Parece que el plan del gobierno es claro: a los jubilados, hambre, palos y silencio.
POLITICA NACIONAL
Por Camila Domínguez
4/16/20253 min read


Otra vez. Como cada miércoles. Como si la costumbre de la injusticia ya se hubiese institucionalizado, este 16 de abril los jubilados volvieron a marchar al Congreso para pedir lo que debería ser un derecho garantizado: una jubilación que alcance para vivir, medicamentos gratuitos y que no los sigan ajustando como si fueran el chivo expiatorio de todos los males del país. Pero el gobierno de Javier Milei, lejos de ofrecer respuestas, volvió a contestar con represión. Palos, gases lacrimógenos, golpes indiscriminados y una violencia que no respeta ni la edad ni el dolor.
La postal fue nuevamente dolorosa: más de 70 personas heridas, dos jubilados trasladados en ambulancia, un detenido (Marcelo Huerta), decenas de adultos mayores con quemaduras por gases químicos y golpes por parte de la Policía. Entre los heridos, una imagen que rompe el alma: una nena de 13 años alcanzada por los gases, asistida por rescatistas mientras el humo tóxico todavía le nublaba los ojos. ¿Qué hacía esa nena ahí? Solo pasaba por el lugar. Pero eso no importó. Para el protocolo Bullrich, no hay excepciones: se reprime a todos, incluso a los más indefensos.
Y no fue solo ella. También hubo un joven de 16 años afectado, periodistas golpeados, fotógrafos alcanzados por las balas de goma y hasta el diputado nacional por Jujuy, Alejandro Vilca, víctima de los gases. Nadie se salva. Nadie está a salvo.
La escena se repite. Se graba en la memoria colectiva. Pero el gobierno no escucha. O peor: escucha y responde con más violencia. Porque no se trata solo de represión física. También hay una represión económica despiadada. El ajuste que Milei tanto celebra en sus redes y en los estudios de streaming afecta directamente a quienes menos tienen. Y los jubilados, una vez más, son el blanco predilecto.
Con una jubilación mínima que no cubre ni la mitad de la canasta básica, con medicamentos que dejaron de llegar en tiempo y forma, con aumentos que solo favorecen a los más ricos, los adultos mayores están siendo empujados a la indigencia, a la desesperación y al abandono total. Pero no importa: para este gobierno, son un número más en el Excel del déficit.
En la Rosada, incluso ya admiten lo que tanto negaron: la inflación de los próximos meses será del 15%. ¿Qué significa eso para un jubilado? Que lo poco que cobra hoy, valdrá todavía menos mañana. Que lo que ayer era miseria, mañana será hambre. Que el “ajuste valiente” que el gobierno promociona como épico, es una condena silenciosa al sufrimiento.
Y mientras todo esto pasa, ¿dónde está el presidente? Dando entrevistas de cinco horas en canales de stream que funcionan como templos de adoración libertaria. Comparando la dolarización con una pizza. Fingiendo normalidad en un país que se cae a pedazos. El show debe continuar, parece ser el lema, aunque la realidad grite.
Una realidad que grita con fuerza, con desesperación. Como la voz de ese jubilado que, entre lágrimas, dijo frente a las cámaras: “30 años laburando, gracias a Dios que en los comedores nos dan de comer, pero a vos te parece? Hay días que si no vengo, no como”. No es una metáfora. No es un caso aislado. Es el reflejo de miles. Es la síntesis de lo que este gobierno parece querer: matar a los jubilados a base de hambre, palos y gases.
Y la pregunta que queda flotando, con dolor e impotencia, es: ¿hasta cuándo? ¿Cuánto más puede soportar un pueblo que solo quiere vivir con dignidad? ¿Cuánto más se puede castigar a quienes dieron su vida entera al país? Porque si hay algo que sí se está jubilando en Argentina, es la justicia social. Y lo están haciendo a garrotazos.