Argentina en llamas: incendios, ajuste y un gobierno ausente
Mientras el fuego arrasa con miles de hectáreas en la Patagonia y deja a cientos de familias sin hogar, el gobierno de Milei sigue ausente. Con un recorte del 74% en la lucha contra incendios y despidos de brigadistas, la respuesta oficial es el abandono total. Mientras Milei se va de viaje a un acto político en EE.UU. y Scioli juega al tenis, Kicillof envía ayuda a las zonas afectadas. Un país incendiado y un gobierno que mira para otro lado.
POLITICA NACIONAL
Por Armando Ramirez
2/10/20253 min read


El país arde. Desde Entre Ríos hasta la Patagonia, las llamas devoran bosques, arrasan casas y dejan a cientos de familias sin nada. Más de 37 mil hectáreas quemadas, 700 familias evacuadas, pérdida de biodiversidad y un desastre ambiental de proporciones gigantescas. Y en medio de esta catástrofe, el gobierno de Javier Milei hace lo que mejor sabe hacer: nada. No hay medidas de emergencia, no hay recursos, no hay siquiera una palabra del presidente sobre la tragedia. La respuesta oficial es el silencio, la indiferencia y el abandono absoluto.
Mientras la Patagonia se consume en el fuego, Milei se toma otro avión rumbo a Estados Unidos. No para gestionar ayuda internacional ni para negociar recursos para combatir los incendios, sino para participar en un acto político privado de la ultraderecha en la CPAC. Un evento irrelevante para la crisis que estamos viviendo, pero que parece ser más importante para el presidente que el desastre que se desarrolla en su propio país.
Recortes y despidos en plena crisis
El ajuste brutal de Milei no discrimina. La motosierra llegó hasta la lucha contra los incendios, con un recorte del 74% en el presupuesto destinado al combate del fuego. Brigadistas y bomberos, quienes arriesgan su vida en la primera línea, tienen contrato solo hasta abril y no saben si podrán seguir trabajando después de eso. Treinta de ellos ya fueron despedidos a principios de enero, justo cuando el fuego comenzaba a propagarse. Es decir, el gobierno prefiere dejar sin recursos y sin personal a quienes están tratando de salvar lo que queda de nuestros bosques y viviendas.
No contentos con el ajuste criminal, trasladaron el Servicio Nacional de Manejo del Fuego (SNMF) al Ministerio de Seguridad, lo que permitió la injerencia directa de Patricia Bullrich. Y como era de esperarse, la ministra convirtió la crisis ambiental en un show de persecución política: detenciones arbitrarias de voluntarios, acusaciones sin pruebas y militarización en la zona. Porque para este gobierno, los incendios no son el problema, el problema son las personas que intentan ayudar.
La ausencia de Milei y la solidaridad de Kicillof
Mientras el presidente se desentiende de la situación y se borra, el gobernador bonaerense Axel Kicillof tomó la iniciativa y envió ayuda a la Patagonia: 110 efectivos, 17 vehículos, equipamiento forestal y logístico para combatir los incendios en Aluminé y reforzar a las provincias afectadas. Lo que debería ser una respuesta nacional, quedó en manos de una provincia que ni siquiera está directamente afectada.
El contraste no podría ser más brutal. De un lado, un presidente que desaparece y repite que "no es su problema". Del otro, un gobernador que, sin ser su responsabilidad directa, envía recursos para tratar de mitigar el desastre.
Scioli juega al tenis mientras el país se quema
Y si Milei es el presidente ausente, Daniel Scioli es el secretario de Ambiente fantasma. Mientras la Patagonia arde, se lo ve jugando al tenis tranquilamente, como si nada estuviera pasando. No hay comunicados, no hay gestión, no hay planes de emergencia. Nada. Un reflejo perfecto de este gobierno, donde la prioridad es la propaganda libertaria y el show mediático, no la gente ni el país que deberían gobernar.
Un país abandonado a su suerte
Argentina se incendia, y la respuesta del gobierno es mirar para otro lado, recortar presupuesto, despedir a quienes están en la primera línea y criminalizar a los que intentan ayudar. Milei y su equipo no solo son incompetentes, sino también profundamente insensibles. No hay gestión, no hay humanidad, no hay compromiso con la realidad que atraviesa el país.
La motosierra está arrasando con todo, no solo con los derechos, sino también con el ambiente, con los trabajadores y con cualquier vestigio de responsabilidad estatal. Este no es un gobierno, es un abandono total.