Argentina, líder mundial en inflación alimentaria y con el agua más cara: una burla institucional

Argentina: líder mundial en inflación alimentaria y con el agua más cara del mundo. Mientras millones luchan por sobrevivir, Adorni tardó 5 meses en presentar su declaración jurada y aparecieron 44 mil dólares "prestados por su mamá". ¿El cambio? Una burla que se siente en el bolsillo y en la cara.

POLITICA NACIONAL

Por Camila Dominguez

12/16/20243 min read

Argentina alcanzó un nuevo récord desolador: es el país con la mayor inflación alimentaria del mundo, superando a naciones devastadas por conflictos armados como Palestina, Zimbabue y Sudán del Sur. Sí, lugares donde las bombas caen diariamente y las comunidades luchan por sobrevivir en medio del caos y la guerra. Mientras tanto, en nuestro país, no hay guerra, pero la economía es un campo minado que pulveriza los bolsillos de millones de argentinos. A esta penosa distinción se suma otro dato indignante: el agua en Argentina es la más cara del mundo, haciendo de la subsistencia un lujo.

La situación sería trágica si no fuera por el cinismo que exhiben los responsables de gestionarla. En este contexto, Manuel Adorni, vocero del gobierno de Javier Milei, presentó su declaración jurada con cinco meses de retraso. Hasta aquí, podría considerarse un acto de negligencia administrativa, pero lo que realmente indigna es que en su declaración aparecieron 44.000 dólares sin justificar, con la excusa de que se los "prestó su mamá".

¿Se dan cuenta del nivel de burla? Mientras miles de familias argentinas ajustan hasta el último peso para llenar una olla con arroz y fideos, funcionarios como Adorni parecen reírse en nuestras caras con explicaciones que insultan la inteligencia colectiva. El mismo gobierno que prometió barrer con la corrupción y acabar con la "casta" ahora exhibe estos comportamientos que lo único que hacen es profundizar la desconfianza en las instituciones.

La inflación alimentaria: un drama nacional

Según los últimos informes, el precio de los alimentos en Argentina se dispara de forma semanal, condenando a millones a una dieta cada vez más precaria. Superamos a países que enfrentan crisis humanitarias extremas. En Zimbabue, por ejemplo, están matando elefantes para alimentar a su gente; en Sudán del Sur, las familias sobreviven en medio de conflictos interminables. Sin embargo, aquí, donde no hay bombas ni guerras, tenemos cifras que rivalizan con las de estos países, pero por pura irresponsabilidad y desmanejo.

Mientras tanto, el agua, un derecho esencial, se ha convertido en un bien inalcanzable. Argentina ostenta el título de tener el agua más cara del mundo, un símbolo de cómo incluso lo más básico se vuelve un privilegio en este sistema que parece diseñado para asfixiar a su propia gente.

¿Dónde quedó la lucha contra la casta?

El presidente Milei llegó al poder prometiendo un cambio profundo, una cruzada contra los privilegios y la corrupción de la casta política. Sin embargo, casos como el de Adorni son una muestra del fracaso de esas promesas. El cinismo con el que se justifica el patrimonio no declarado de un funcionario es el reflejo de un gobierno que, lejos de solucionar los problemas estructurales del país, parece haberlos agravado.

En lugar de encontrar soluciones reales para el pueblo, los funcionarios se dedican a inventar excusas inverosímiles para justificar su falta de transparencia. ¿Dónde quedó el compromiso con el pueblo? ¿Dónde está la honestidad que se prometió?

Argentina vive una crisis económica y social que no tiene justificación. Los datos sobre inflación alimentaria y el costo del agua nos ubican en un lugar de vergüenza a nivel global. Pero lo que más duele no son las cifras, sino la indiferencia de quienes deberían liderar el cambio.

En este escenario, que un funcionario como Adorni demore cinco meses en presentar su declaración jurada y justifique la aparición de miles de dólares como un préstamo familiar no es solo un insulto, es un recordatorio de que, en Argentina, la verdadera crisis no es solo económica: es moral.