Argentina sin gas en plena ola polar: el nuevo récord del gobierno Milei
En plena ola polar, miles de familias argentinas atraviesan una crisis energética sin precedentes: provincias enteras sin gas, escuelas cerradas, comercios paralizados y hogares sin calefacción. El gobierno de Javier Milei vuelve a batir un récord de abandono por segundo invierno consecutivo, demostrando que su ajuste brutal y su desprecio por lo público tienen consecuencias concretas: frío, desamparo y muerte. Mientras se jacta del “equilibrio fiscal”, Argentina, con una de las mayores reservas de gas del mundo, no puede garantizar lo más básico. Un artículo para entender por qué el modelo libertario solo trae sufrimiento.
POLITICA NACIONAL
Por Julián Pereyra
7/3/20252 min read


Mientras el termómetro se desploma y la ola polar azota a todo el país, miles de familias argentinas se encuentran completamente desamparadas. Sin calefacción, sin clases, sin posibilidad de cocinar o calentar una taza de té, la crisis de distribución de gas que atraviesa Argentina en este preciso momento no es solo un problema técnico: es la expresión más cruda del fracaso del modelo de gobierno de Javier Milei.
Las cifras son tan absurdas como dolorosas. En plena emergencia climática, la distribución de gas está prácticamente paralizada en Jujuy, Salta, Santiago del Estero, Tucumán, Córdoba, Mendoza, San Juan y San Luis. No hablamos de zonas remotas: son provincias enteras desconectadas de un servicio esencial. ¿Y la respuesta del gobierno? Silencio. Ausencia. Negligencia.
Pero hay casos que duelen todavía más. En Mar del Plata, ciudad con temperaturas bajo cero, la situación es directamente extrema. La baja presión en los gasoductos dejó a barrios enteros sin servicio. Se suspendieron las clases, cerraron fábricas y comercios, y hospitales funcionan al borde del colapso energético. Un vecino contaba entre lágrimas a los medios locales: “Estoy sin gas desde el lunes, hoy es jueves. Nunca pasó esto”. Y tiene razón: esto nunca pasó.
Nunca, hasta ahora. Porque la gestión Milei llegó para hacer historia. Y lo está logrando: por segundo invierno consecutivo, Argentina no tiene gas. No hay calefacción en los hogares, no hay suministro para la industria, ni para el transporte, ni para las estaciones de GNC. Un país entero condenado al frío mientras el Presidente se pasea entre likes, discursos apocalípticos y tratados internacionales que nada tienen que ver con las necesidades de su pueblo.
Lo más indignante es que plata hay. Lo que no hay es voluntad. No hay decisión política. Porque mientras se ajusta brutalmente al pueblo, se paraliza la obra pública que podría haber resuelto este desastre y se privatizan los recursos estratégicos, los fondos públicos se destinan a propaganda libertaria, a viajes delirantes, a plataformas de streaming como “Canal Carajo” o a financiar trolls en redes sociales.
Y todo esto ocurre en el país que tiene la segunda reserva de gas más grande del mundo: Vaca Muerta. Es decir, tenemos el gas, pero no tenemos el gobierno. Un modelo de entrega, improvisación y desprecio absoluto por la vida cotidiana de millones.
Esto no es un accidente. No es producto del azar. Es el resultado directo y planificado de un proyecto que odia lo público, que niega derechos, y que cree que el Estado no debe garantizar ni lo más elemental: el abrigo frente al frío.
Mientras Milei se jacta del “equilibrio fiscal”, los argentinos se cagan de frío. Algunos, incluso, mueren por hipotermia. Otros, simplemente, sobreviven como pueden. Pero todos viven con una certeza angustiante: están solos. Completamente solos.
Un gobierno que no puede garantizar gas en invierno no es austero: es cruel, es ineficaz y es peligroso. Es hora de decirlo con todas las letras. Y de recordarlo con memoria y dignidad cuando vuelvan a pedirnos el voto entre promesas de libertad. Porque hoy, la única libertad que tenemos, es la de temblar de frío.