Caso LIBRA: la estafa que no fue un accidente, sino un plan desde la cima del poder

Nuevas pruebas estremecedoras confirman que el caso LIBRA no fue una simple estafa cripto, sino una maniobra estratégica orquestada desde el entorno presidencial. Chats filtrados muestran cómo el empresario Hayden Davis se jacta de enviarle dinero a Karina Milei para influir sobre Javier Milei. Mientras el gobierno ajusta al pueblo y reprime protestas, protege a sus socios en negociados turbios. El relato anticasta se derrumba: lo único que avanza es la impunidad. La “libertad” prometida terminó siendo licencia para delinquir.

POLITICA NACIONAL

Por Julián Pereyra

7/30/20252 min read

Los nuevos informes sobre el escándalo cripto conocido como caso LIBRA confirman lo que muchos sospechaban: no fue un simple error de mercado ni una mala apuesta financiera. Fue una estafa estructurada y planificada desde los más altos niveles del poder político argentino. Las pruebas que salen a la luz, lejos de despejar dudas, apuntan directamente al presidente Javier Milei y a su círculo íntimo como piezas clave de una operación de fraude internacional.

Entre los elementos más comprometedores figuran las capturas de pantalla de chats entre Hayden Davis —empresario estadounidense sindicado como uno de los cerebros de la estafa— y allegados al oficialismo argentino. En esas conversaciones, Davis se jacta de enviarle dinero a Karina Milei, la influyente secretaria general de la Presidencia, con el objetivo explícito de "influir en decisiones del presidente". El tono de impunidad con el que se expresan no deja margen para la interpretación: sabían lo que hacían, y sabían que contaban con protección política.

Mientras tanto, la demanda colectiva presentada en tribunales estadounidenses avanza. Cada nuevo documento judicial y cada testimonio incorporado refuerzan la idea de que LIBRA no fue una cripto fallida, sino un esquema de vaciamiento planificado para enriquecer a unos pocos a costa del ahorro y la confianza de miles de ciudadanos, tanto argentinos como extranjeros. Y en el centro de esa red aparece el nombre de Milei, no como víctima, sino como promotor.

Resulta especialmente grave este escándalo si se lo contrapone con el relato moralista y "anticasta" que el gobierno libertario repite a diario. El mismo gobierno que se dice defensor de la libertad y del individuo es hoy señalado por operar como una organización paralela de estafa y encubrimiento. Mientras ajustan a los jubilados, reprimen a los trabajadores y vacían el Estado, se multiplican las evidencias de que los amigos del poder gozan de una impunidad absoluta.

El caso LIBRA ya no es solo una estafa financiera. Es una mancha institucional que revela la verdadera estructura del régimen libertario: una fachada de discurso liberal detrás de la cual se esconde una trama de negociados, favores, lavado de imagen y enriquecimiento ilícito. En ese sentido, no se trata de un caso aislado, sino de una muestra del funcionamiento mismo del poder bajo Milei.

Y mientras todo esto sucede, el gobierno responde con silencio o desdén. No hay conferencias de prensa. No hay explicaciones. No hay renuncias. Solo operaciones de distracción, spots de propaganda y nuevos anuncios de ajuste para la población.

Prometieron libertad, pero lo único que avanza en serio es la estafa, la impunidad y la corrupción. Quizás sea hora de cambiarle el nombre al espacio oficialista: no es “La Libertad Avanza”, es “La Corrupción Avanza”. Porque cuando se le lavan los delitos a un estafador y se premia a quienes desvalijan al pueblo, el único proyecto real es el saqueo organizado.