Crisis energética en Argentina: Milei sube tarifas, frena obras y ahora depende de Brasil
La crisis energética golpea a Argentina mientras el gobierno de Milei busca culpables en el pasado y recurre, irónicamente, a Lula, el presidente de Brasil, a quien descalificó durante su campaña. Con tarifazos récord, obras frenadas y una gestión errática, el colapso eléctrico es inminente, dejando al país al borde de los cortes masivos.
POLITICA NACIONAL
Por Julian Pereyra
1/14/20253 min read


La crisis energética en Argentina alcanzó niveles alarmantes, y el gobierno de Javier Milei parece estar al borde del colapso. Tras meses de tarifazos brutales que destruyeron el poder adquisitivo de la mayoría de los argentinos, ahora se suman advertencias de posibles cortes de luz en medio de una ola de calor que no da tregua. Mientras tanto, el gobierno sigue culpando a la gestión anterior por un sistema que ellos mismos desmantelaron con políticas irresponsables, cancelación de contratos estratégicos y una clara orientación hacia los negocios privados.
Pero lo más indignante de este escenario es la hipocresía flagrante del presidente Milei, quien durante toda su campaña se dedicó a defenestrar al presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, llamándolo “comunista” y acusándolo de ser parte de un supuesto eje socialista que iba a hundir a la región. Hoy, cuando el sistema energético argentino está a punto de colapsar, Milei no tuvo más remedio que levantar el teléfono y pedirle ayuda a Lula para importar electricidad desde Brasil. De insultar a rogar: un giro que desnuda el nivel de improvisación y el fracaso de sus políticas.
Un tarifazo que no evitó el colapso
Desde diciembre de 2023, las tarifas de electricidad se dispararon un 3.700% bajo la excusa de “hacer inversiones para evitar cortes”. Sin embargo, esas inversiones no llegaron, y ahora el sistema enfrenta un pico de demanda histórica con 29.662 MW proyectados para esta semana. ¿El resultado? Posibles cortes de luz que afectarán no solo a los hogares sino también a la ya golpeada industria nacional.
El aumento descomunal en las tarifas no hizo más que llenar los bolsillos de las empresas energéticas, que obtuvieron ganancias récord mientras los argentinos ajustaban sus presupuestos hasta lo imposible. Ahora, con los contratos de nuevas centrales térmicas cancelados por la propia gestión de Milei y la parálisis de proyectos estratégicos, el gobierno se ve obligado a recurrir a importaciones de energía desde Chile, Uruguay, Bolivia y, por supuesto, Brasil.
De las críticas al pragmatismo desesperado
Durante su campaña, Milei no perdió oportunidad para atacar a Lula, representándolo como el enemigo ideológico número uno. Pero la realidad golpea con fuerza, y el autodenominado “liberal” que pretendía gobernar para un país próspero y autosuficiente ahora depende de su mayor adversario retórico para evitar el desastre. Este gesto desesperado expone la fragilidad de su gestión y deja en evidencia que la improvisación y la falta de planificación son las verdaderas marcas de su gobierno.
Lula, por su parte, demostró que los líderes pragmáticos no necesitan entrar en batallas ideológicas absurdas para sostener la estabilidad de la región. Brasil está dispuesto a asistir, pero la ironía de esta situación no puede pasar desapercibida: Milei depende del supuesto “comunista” para sostener el sistema energético de un país al que él mismo llevó al límite.
Culpar al pasado: la estrategia gastada
El discurso oficial insiste en responsabilizar a la gestión anterior por los problemas estructurales del sistema energético. Sin embargo, las críticas no resisten el menor análisis. Los especialistas advierten que las obras de infraestructura necesarias para fortalecer la red eléctrica fueron detenidas por este gobierno, y las disputas internas por los “negocios de la energía” terminaron priorizando intereses privados sobre las necesidades del país.
Desde la suspensión de contratos de transporte fundamentales para el conurbano hasta la cancelación de proyectos como las dos centrales térmicas licitadas en la gestión anterior, Milei no hizo más que profundizar la crisis. Ahora, la población paga el costo: un sistema inestable, cortes inminentes y tarifas impagables que asfixian a las familias.
El pueblo, siempre el más golpeado
Mientras Milei y sus funcionarios insisten en salvar las apariencias y culpar al pasado, los argentinos enfrentan el calor extremo con un sistema energético que no garantiza ni lo más básico. Las familias ajustan al máximo, y muchas ya no pueden cubrir ni siquiera las necesidades esenciales. La energía, que debería ser un derecho básico, se convierte en un lujo para unos pocos, y el país sigue siendo rehén de las decisiones de un gobierno que gobierna para las élites.
En este contexto, resulta insultante que se sigan justificando errores propios con argumentos vacíos sobre el pasado. La realidad es que los tarifazos, la privatización encubierta y la incapacidad para gestionar los recursos del Estado nos llevaron a este punto crítico. Ahora, depender de la ayuda de Lula no es solo una ironía amarga: es el reflejo de un gobierno que prometió ser el cambio, pero terminó hundiendo al país en la peor de las improvisaciones.