El cierre de ENOHSA: más de mil obras de agua y saneamiento paralizadas en todo el país

El gobierno disuelve el ENOHSA, paralizando más de mil obras de agua potable y saneamiento en todo el país. La medida, que implica la apropiación de fondos del organismo, deja en el abandono a millones de argentinos que dependen de estas obras esenciales. En campaña, Milei advertía sobre “cagar en un balde” si ganaba la oposición, pero ahora, con el cierre del ente, son muchas las comunidades que enfrentan un futuro sin acceso a agua y cloacas, en un retroceso que golpea a las zonas más vulnerables del país.

POLITICA NACIONAL

Por Camila Dominguez

11/14/20243 min read

El gobierno ha confirmado el cierre del Ente Nacional de Obras Hídricas de Saneamiento (ENOHSA), un organismo clave que llevaba más de seis décadas impulsando obras de agua potable y saneamiento en las zonas más vulnerables de Argentina. Esta decisión no solo implica la disolución de una entidad que fue fundamental para el acceso al agua segura y al saneamiento básico, sino también la paralización de más de mil obras en curso en todo el país, dejando a millones de argentinos sin acceso a mejoras en estos servicios esenciales.

La medida, que responde a la política de ajuste de Milei y a su estrategia de eliminar “gastos innecesarios” en el Estado, fue justificada por el gobierno bajo el argumento de que la superposición de funciones entre distintos entes debía reducirse para “promover una gestión más ágil y centralizada de los recursos hídricos”. Sin embargo, esta “reorganización” solo ha traído consigo el fin de obras fundamentales para muchas provincias, y, para peor, la apropiación de los fondos del ENOHSA. Sin ninguna previsión para continuar las obras, el presupuesto del ente y sus recursos fueron absorbidos sin más por la Subsecretaría de Recursos Hídricos, esfumándose así las esperanzas de acceso al agua potable y saneamiento de comunidades que dependen de estas obras públicas.

ENOHSA: más de 60 años de obra pública en agua y saneamiento

Desde su creación, el ENOHSA se dedicó a llevar agua potable y saneamiento a zonas de difícil acceso y a provincias donde la inversión del sector privado es prácticamente nula. Durante el último gobierno, el presupuesto del organismo se incrementó más de un 1.000% para poder expandir su alcance y mejorar las condiciones de vida de más de cinco millones de argentinos. En los últimos años, gracias al ENOHSA, el acceso al agua potable había alcanzado al 85,8% de la población, mientras que el saneamiento llegaba al 63,2%.

El organismo mantenía acuerdos de financiamiento con entidades internacionales como el Banco Interamericano de Desarrollo y el Banco Mundial, que permitían planificar y ejecutar estas obras de infraestructura. Con su disolución, todos estos proyectos se ven truncados, dejando un vacío en la cobertura de estos servicios esenciales y, en muchos casos, retrocediendo décadas en los avances logrados.

El doble discurso de Milei: ¿y ahora quién va a “cagar en un balde”?

Durante la campaña, el propio Milei ridiculizaba a sus oponentes publicando imágenes en redes sociales en las que advertía que, de ganar Sergio Massa, el pueblo tendría que “cagar en un balde” debido a una supuesta falta de servicios. Ahora, la ironía golpea de vuelta: el cierre de ENOHSA implica el abandono de proyectos para miles de personas que, de hecho, podrían verse en una situación crítica en el acceso al agua potable y saneamiento.

Con esta medida, el gobierno se asegura de que los servicios básicos, como el agua y las cloacas, sean cada vez más un privilegio inaccesible para las comunidades vulnerables. Esta decisión no solo limita el progreso de las zonas menos favorecidas, sino que responde a una política de “dolor para los humildes”, donde el ajuste impacta sobre aquellos que ya tienen pocas opciones.

Mientras tanto, los fondos que debían estar destinados a continuar con estas obras en todo el país ahora forman parte del balance de la Subsecretaría de Recursos Hídricos, una entidad que, por el momento, no tiene planes de reactivar ninguna obra en curso.

Así, el discurso de libertad de Milei, que tanto prometía durante la campaña, parece reducirse a una libertad que solo beneficia a unos pocos, dejando en el abandono a millones que necesitan de un Estado presente en áreas tan esenciales como el agua y el saneamiento básico.