El colchón bajo asedio: Caputo va por tus ahorros
Luis Caputo presiona a los argentinos para que saquen sus dólares del colchón “sin dar explicaciones”, pero olvida que fue su propio ajuste el que obligó a millones a vaciar los pocos ahorros que tenían. Mientras tanto, el gobierno destina millones a la SIDE y financia trolls para acallar voces críticas. Con insultos a periodistas y una estrategia de intimidación coordinada, queda claro que no vinieron a gobernar: vinieron a imponer.
POLITICA NACIONAL
Por Camila Dominguez
5/5/20252 min read


Luis Caputo, el ministro de Economía de Javier Milei, volvió a dar la nota. En medio del ajuste más feroz de las últimas décadas, en un país donde millones no llegan a fin de mes y la clase media se desintegra a pasos acelerados, el funcionario se despachó con una propuesta “revolucionaria”: que la gente saque los dólares del colchón y los gaste “en lo que sea”, sin que nadie tenga que dar explicaciones. Como si el problema fuera el efectivo guardado, y no el modelo económico que los obligó a guardarlo.
El pedido no es ingenuo ni mucho menos inocente. Caputo no desconoce que gran parte de la población ya quemó sus ahorros para pagar aumentos de tarifas, alquileres impagables y alimentos cuyo precio se multiplicó. Sabe perfectamente que fue este gobierno el que provocó un shock devaluatorio brutal apenas asumido, que disparó los precios, pulverizó salarios y empujó a millones al abismo. Pero ahora, con una mezcla de cinismo y voracidad, pretende que quienes todavía tienen algún resguardo en dólares lo suelten… no por el bien común, sino para alimentar otra ronda de timba financiera, como tantas veces lo hizo él mismo en otros países.
La intención de fondo es clara: atraer dólares que no entren como inversión productiva, sino como combustible de especulación financiera. Lo mismo de siempre, pero con un relato aggiornado. Y mientras pide los dólares del pueblo, el gobierno no tiene reparos en usar casi 7 millones de dólares en fondos reservados para la SIDE, otorgados por decisión administrativa y sin control legislativo, como corresponde al manual libertario de la casta que decía combatir. ¿Para qué se usa ese dinero? Para espionaje interno y, sobre todo, para financiar trolls, bots y operaciones que blindan al oficialismo en redes sociales y atacan a cualquier voz crítica.
Caputo no solo cumple el rol de ejecutor económico del plan Milei. También se encarga de replicar su matriz discursiva, esa que convierte al periodismo en enemigo público. En una entrevista reciente, el ministro no tuvo reparos en calificar de “basuras humanas” a los periodistas que revelaron los vínculos entre su familia y grupos de ultraderecha vinculados al atentado contra Cristina Kirchner. No dio una sola respuesta. No desmintió nada. Solo insultó. Recurrió a la agresión verbal como único recurso frente a una denuncia gravísima, que involucra a Caputo Hermanos con el financiamiento de Revolución Federal, una de las organizaciones apuntadas por la Justicia.
Es un patrón que se repite. Primero Milei, que llama “ensobrados”, “sicarios”, “pauteros” e incluso “hijos de puta” a periodistas. Ahora Caputo, con los mismos términos. Y en paralelo, el aparato digital del oficialismo se encarga de completar la faena. El troll center libertario, encabezado por personajes como “el Gordo Dan” (Daniel Parisini), promueve directamente medidas de estilo dictatorial: llegó a pedir que se encarcele a periodistas “por decreto”. Sí, literalmente. Como si estuviéramos en los 70. Como si la libertad de expresión fuera un obstáculo y no un derecho.
Este nivel de violencia institucional y simbólica no es un exceso: es un método. No vinieron a gobernar. Vinieron a imponer. Vinieron a disciplinar, a controlar el relato, a vaciar los bolsillos y a silenciar al que se atreva a señalarlo. Por eso piden dólares con una mano y reparten inteligencia con la otra. Por eso insultan periodistas pero jamás responden. Porque saben que si algo se rompe en serio, no es solo la economía: es la democracia. Y eso, parece, les importa bastante menos que sus negocios.