El derroche silencioso: El Gobierno quema reservas para contener los dólares financieros
El Gobierno argentino enfrenta críticas por gastar más de 100 millones de dólares diarios de las reservas del Banco Central para contener los dólares financieros, una estrategia que muchos consideran insostenible. Mientras busca evitar un disparo del dólar y el colapso económico, expertos advierten sobre el riesgo de un agotamiento de las reservas y un posible salto devaluatorio. Este uso indiscriminado de recursos genera indignación, ya que prioriza una ilusión de estabilidad cambiaria sobre el bienestar del país.
POLITICA NACIONAL
Por Julian Pereyra
1/21/20252 min read


El Gobierno nacional está jugando una peligrosa partida con las finanzas del país, y los argentinos son quienes pagan el precio. Cada día, más de 100 millones de dólares de las reservas del Banco Central (BCRA) son utilizados para evitar que los dólares financieros se disparen, en una estrategia que parece más un parche desesperado que una política económica sostenible.
Esta maniobra, lejos de ser transparente, es un derroche silencioso. Las reservas del BCRA, que deberían estar destinadas a fortalecer la economía y garantizar la estabilidad, están siendo dilapidadas en un intento de contener el Contado con Liquidación (CCL) y otros tipos de cambio paralelos. Hasta el momento, según estimaciones privadas, el BCRA habría gastado más de 721 millones de dólares en enero, mientras que en diciembre las ventas ya habían alcanzado los 320 millones.
Un juego de alto riesgo con el dólar como protagonista
La estrategia oficial parece clara: evitar que la brecha cambiaria se dispare antes de cerrar un nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Sin embargo, este objetivo tiene un costo inmenso. El uso indiscriminado de las reservas genera una sangría de dólares que podría poner en jaque a la política antiinflacionaria, ya debilitada por la falta de resultados concretos.
El economista Amílcar Collante estima que el Gobierno no solo está gastando reservas de manera directa, sino que también permite a los exportadores liquidar una porción de sus ventas en el CCL, una herramienta conocida como “dólar blend”. Esta medida, que aporta unos 1.200 millones de dólares mensuales, refleja la dependencia del Ejecutivo de estrategias especulativas para contener una economía al borde del colapso.
El costo de la desesperación
La intervención del BCRA, aunque efectiva en el corto plazo para frenar la volatilidad del dólar, podría traer consecuencias devastadoras. Si el mercado percibe que el Central está perdiendo demasiadas reservas, el impacto en los activos y en la confianza general podría ser desastroso. Y esto no es una suposición: cada movimiento del Gobierno genera más presión para dolarizar carteras, ante el temor de una inminente devaluación forzada por el FMI.
El organismo internacional no ha sido ajeno a esta situación. Kristalina Georgieva, titular del FMI, reconoció en una reciente reunión con el presidente Javier Milei los avances en el frente fiscal, pero evitó mencionar las peligrosas intervenciones cambiarias. Mientras tanto, la inflación, que el Gobierno intenta contener desesperadamente, sigue siendo una amenaza latente.
Prioridades equivocadas
Lo más indignante de esta situación es el doble discurso del Ejecutivo. Mientras el BCRA quema dólares para mantener una ilusión de estabilidad, el resto de la economía languidece. Las políticas de ajuste, los recortes y el abandono de servicios esenciales parecen ser el precio que los argentinos deben pagar para sostener un sistema financiero que beneficia a unos pocos.
Esta estrategia de contención no es más que una bomba de tiempo. Las reservas del país no son infinitas, y el uso indiscriminado de estos fondos no hace más que agravar la precariedad económica. Si el Gobierno no rectifica el rumbo, el colapso que tanto intenta evitar será inevitable, y las consecuencias recaerán sobre quienes menos tienen.
Es hora de exigir transparencia y responsabilidad. Los dólares que el Gobierno gasta no son suyos: pertenecen al pueblo argentino, que merece respuestas claras y un plan económico que privilegie el bienestar general por sobre los intereses especulativos.