El espionaje como política de Estado: Milei activa la SIDE contra opositores, gremios y jubilados
Mientras Javier Milei predica libertad y república, la SIDE espía opositores, sindicalistas, jubilados y gobernadores como si fueran enemigos del Estado. Una denuncia gravísima revela que el gobierno libertario usa recursos públicos para montar vigilancia ilegal, violando la ley de inteligencia y cualquier límite democrático. ¿Quién necesita una dictadura cuando el “anticasta” arma un Estado policial? El miedo no se ajusta, se impone. Y si hay que espiar a los que piensan distinto, el problema no está afuera: está en el poder.
POLITICA NACIONAL
Por Camila Domínguez
8/4/20252 min read


En la Argentina de Javier Milei, la motosierra no solo arrasa con los derechos sociales: también corta a machetazos la legalidad y la democracia. La nueva denuncia contra la SIDE —ahora rebautizada AFI pero con las mismas mañas de siempre— destapa lo que ya muchos intuían: el gobierno libertario espía a la oposición, a los gremios, a los movimientos sociales y hasta a los jubilados. Sí, incluso a esos jubilados a los que el presidente les niega un miserable bono mientras monitorea sus actividades como si fueran una amenaza para la seguridad nacional.
Axel Kicillof, Sergio Massa, Máximo Kirchner y el Partido Justicialista encabezan una lista que debería generar escándalo nacional. Pero en este país gobernado por trolls y ceos disfrazados de patriotas, la noticia apenas sacude los cimientos de una agenda mediática cada vez más complaciente. La SIDE vigila, registra y cataloga. ¿Suena familiar? Porque lo es. Estamos ante un retorno a las prácticas más oscuras del Estado argentino. Y esta vez no lo hacen desde las sombras, lo hacen a cara descubierta y con orgullo ideológico.
Todo esto viola con descaro la Ley 25.520, que prohíbe a los organismos de inteligencia recolectar información sobre personas por razones políticas, sindicales o sociales. Pero para este gobierno, la ley es un estorbo. Las instituciones, un trámite molesto. La Constitución, un PDF que se puede ignorar. Lo que Milei construye no es una república libre, sino un régimen que necesita controlar, silenciar y vigilar a todo aquel que no se arrodille ante sus dogmas de Excel y sus discursos de YouTube.
La hipocresía es total. Se llenan la boca hablando contra la “casta” pero usan la SIDE como lo hacía la peor casta política. Se jactan de la libertad, pero persiguen a quienes piensan distinto. Prometieron terminar con el Estado opresor y lo convirtieron en un gran ojo que espía a los que marchan, los que protestan, los que reclaman, los que molestan. Porque en la lógica mileísta, molesta todo aquel que no sea parte del club libertario del ajuste eterno.
Mientras tanto, los jubilados siguen sin remedios. Las personas con discapacidad, sin asistencia. Los trabajadores, sin paritarias reales. Pero la SIDE tiene presupuesto. Los espías trabajan tiempo completo. Y el Estado, lejos de proteger a los más vulnerables, los convierte en objetivos.
Esto no es gobernar con austeridad. Esto es gobernar con miedo. No es liberalismo, es autoritarismo con marketing de Twitter. Es usar al Estado como garrote contra los que sufren, y como escudo para los que ajustan.
La pregunta ya no es si este gobierno cruza límites. Es cuántos más está dispuesto a cruzar. Porque cuando un gobierno necesita espiar a los que piensan distinto, es porque el verdadero peligro para la democracia no viene de afuera. Ya está adentro. Y lleva escarapela celeste, motosierra dorada y custodia de inteligencia.