El festival cipayo: Milei y su gobierno se arrodillan ante Trump mientras Argentina se hunde
El gobierno de Javier Milei muestra un fanatismo sorprendente hacia Donald Trump, celebrando su victoria de manera humillante al imponer corbatas rojas a todos sus funcionarios. A pesar de sus críticas anteriores, Milei y su equipo se someten a los intereses de Estados Unidos, mientras Argentina enfrenta una creciente crisis económica que intensifica la pobreza y la desigualdad.
POLITICA NACIONAL
Por Camila Dominguez
11/6/20242 min read
Es realmente indignante ver cómo el gobierno de Javier Milei, en una demostración de servilismo absoluto, celebra la victoria de Donald Trump como un triunfo propio, casi como si fuera una victoria argentina. La humillación no tiene límites: mientras la Argentina sufre las consecuencias de un ajuste económico brutal, nuestros funcionarios se visten con corbatas rojas para rendir homenaje a un presidente extranjero. ¡Corbatas rojas por Trump! No solo es ridículo, es una completa traición a la identidad nacional.
Lo más asqueroso de todo es la actitud completamente contradictoria de Milei. Hace no mucho, el propio Milei criticaba a Trump y su modelo económico, y ahora, no solo lo celebra como un héroe, sino que impone este "homenaje patriótico" a su victoria. En lugar de defender nuestros intereses, el gobierno de Milei se somete a los intereses de una potencia extranjera. Este fanatismo por Trump y Estados Unidos muestra lo cipayos que realmente son. Argentina, con todo su potencial y recursos, se rinde ante un país que ha demostrado, una y otra vez, no tener consideración por los intereses de nuestra nación.
El supuesto "liberalismo" que Milei dice defender no es más que una fachada. En su discurso nos dicen que debemos abrir las puertas a las importaciones, que nuestra industria tiene que competir con el mundo sin protección alguna, pero al mismo tiempo celebran a un Trump que aplica aranceles desmesurados para "defender América". ¿Dónde queda el libre mercado? En la práctica, lo único que hacen es abrazar la hipocresía y promover políticas que nos perjudican gravemente. Nos venden un modelo económico que está claramente diseñado para beneficiar a las grandes potencias extranjeras, no a la gente común de Argentina.
El problema es que, mientras el pueblo argentino lucha con la pobreza creciente, el gobierno se entretiene celebrando la humillación. Trump sube las tasas de interés para proteger su economía, mientras aquí las deudas se disparan, la inflación no cesa y las oportunidades para los jóvenes desaparecen. Y Milei, en lugar de tomar medidas para defender nuestra industria y nuestros trabajadores, decide rendirse ante las políticas de un mandatario que ha demostrado no tener ninguna consideración por los países como el nuestro.
Es hora de que entendamos lo que está pasando: estamos siendo gobernados por una clase política que no tiene el mínimo respeto por su propio pueblo. La victoria de Trump no es nuestra victoria, ni tiene que serlo. Celebrarla de esta forma solo demuestra lo sumisos y cipayos que se han vuelto algunos sectores del gobierno. La Argentina merece mucho más que un gobierno que se arrodilla ante el poder extranjero mientras su propio pueblo sufre.