El gobierno de Milei repite el saqueo menemista: privatización de trenes a toda máquina

El gobierno de Javier Milei avanza con la privatización de los trenes de pasajeros y de carga, siguiendo un modelo que recuerda al saqueo menemista de los años 90. La medida busca atraer inversiones privadas, pero expertos advierten que podría fracasar y dejar al país sin un sistema ferroviario eficiente, repitiendo errores del pasado que afectaron a millones de argentinos.

POLITICA NACIONAL

Por Camila Dominguez

10/24/20242 min read

El gobierno de Javier Milei avanza rápidamente con su plan de privatización de los trenes de pasajeros y carga en Argentina, lo que genera preocupación y enojo en varios sectores. Las líneas ferroviarias Roca, Mitre, San Martín, Sarmiento y Belgrano Sur, que transportan mensualmente a unos 27 millones de pasajeros, están en la mira para ser vendidas a empresas privadas. Esta medida rememora el saqueo privatizador de los años ‘90 durante el gobierno de Carlos Menem, cuando el desguace del sistema ferroviario dejó devastadas a muchas comunidades del país.

En el contexto actual, la administración de Milei asegura que la privatización es necesaria para reducir los gastos del Estado, aunque esto implique la entrega de un servicio esencial a manos de quienes buscan el lucro antes que el bien común. El secretario de Transporte, Franco Mogetta, y el titular de la Unidad Temporaria de Transformación de las Empresas Públicas, Diego Chaher, confirmaron en una conferencia de prensa que "muchísimas empresas están interesadas" en participar de las concesiones. Sin embargo, los antecedentes históricos no dejan lugar a dudas: las privatizaciones del menemismo significaron la destrucción del sistema ferroviario y el abandono de los pueblos del interior.

La propuesta del gobierno de dividir los negocios ferroviarios en varias concesiones para vagones, locomotoras, infraestructura y talleres también genera dudas en el sector. La fragmentación del sistema ferroviario hace que se pierda la posibilidad de una gestión integral, disminuyendo los incentivos para las inversiones necesarias en infraestructura. Expertos en el área, incluso algunos cercanos al macrismo, han advertido que el plan "va a fracasar" debido a la escasa escala del negocio y la falta de incentivos reales para los inversores.

Además, la situación se asemeja peligrosamente a la época del menemismo, cuando el saqueo privatizador se llevó a cabo para sostener una economía insostenible. La necesidad actual del gobierno de conseguir dólares para mantener el tipo de cambio parece repetir aquella historia. La venta de los trenes busca satisfacer las demandas del sector financiero, mientras los trabajadores y los usuarios del sistema ferroviario son relegados. Es un modelo que prioriza el beneficio de unos pocos en detrimento del acceso a un transporte público seguro y accesible para todos.

A largo plazo, la privatización no sólo pone en riesgo la calidad del servicio, sino que amenaza con dejar a las comunidades nuevamente aisladas y sin un medio de transporte fundamental. Es una política que mira hacia atrás en lugar de avanzar hacia un modelo inclusivo y moderno de transporte. Tal como ocurrió en los ‘90, las consecuencias sociales y económicas de esta decisión pueden ser devastadoras. La historia ha demostrado que el camino de la privatización y el ajuste no es el que necesita el país para crecer de manera equitativa y sostenible.