El Gobierno protege a Kueider: Entre la suspensión y el encubrimiento

El Senado enfrenta una decisión crucial: la jueza Arroyo Salgado pidió el desafuero y detención del senador Kueider, pero los libertarios insisten en suspenderlo en lugar de expulsarlo. ¿Por qué? Según el senador Parrilli, temen que Kueider hable y revele secretos que podrían hundir al gobierno. La suspensión no es justicia, es encubrimiento.

POLITICA NACIONAL

Por Camila Dominguez

12/12/20242 min read

La jueza federal Sandra Arroyo Salgado encendió el debate político y judicial al solicitar el desafuero y la detención del senador Edgardo Kueider, investigado por presuntos casos de coimas y corrupción. Sin embargo, en un giro que deja en evidencia la doble moral del régimen libertario, la propuesta impulsada por La Libertad Avanza (LLA) es suspender temporalmente al senador, evitando su expulsión definitiva del Senado.

Este gesto, disfrazado de “prudencia”, fue justificado por algunos miembros de LLA con argumentos absurdos como que “no debemos actuar con ira”. Mientras tanto, el senador Oscar Parrilli no dudó en señalar la verdadera razón detrás de esta estrategia: “No quieren echar a Kueider porque tienen miedo de que hable y los mande en retiro a todos.”

El caso Kueider: 40 objeciones y un silencio inquietante

La trama se oscurece aún más cuando recordamos los dichos de José Mayans, quien resaltó que Kueider hizo 40 objeciones a la Ley de Bases. Sin embargo, y de manera inexplicable, retiró todas las objeciones apenas tres horas después. ¿Qué ocurrió en ese lapso de tiempo? ¿Qué acuerdos o presiones lo llevaron a cambiar su postura tan drásticamente?

Estos elementos no solo muestran la gravedad del caso, sino que también reflejan el interés de ciertos sectores en mantener a Kueider como un “jarrón chino”: incómodo, pero demasiado peligroso como para romperlo.

Suspensión o Expulsión: La línea entre justicia y encubrimiento

La suspensión, lejos de ser una medida ética, no es más que un encubrimiento descarado. El mensaje que los libertarios están enviando es claro: proteger a sus aliados, mantener el statu quo y evitar que Kueider hable y revele los secretos que podrían implicar a figuras clave del régimen.

La postura libertaria pone en duda su tan proclamado discurso anticorrupción y anti-“casta”. Al no expulsarlo del Senado, no solo le dan vacaciones a Kueider, sino que blindan sus propios trapos sucios. La jueza Arroyo Salgado ha pedido celeridad en el proceso, pero todo apunta a que los libertarios están más interesados en encubrir que en hacer justicia.

¿Hasta donde llegará el encubrimiento?

Mientras el Senado define entre la suspensión y la expulsión, queda cada vez más claro que lo que está en juego no es solo el futuro político de Kueider, sino también la credibilidad del régimen libertario. Su negativa a tomar medidas firmes contra el senador no solo expone su hipocresía, sino que también los convierte en cómplices de las irregularidades que pretenden ocultar.

Hoy, el Senado tiene la oportunidad de demostrar si está del lado de la justicia o de la corrupción. Pero todo indica que, para los libertarios, proteger a Kueider es una prioridad más alta que respetar los valores que dicen defender.