El INDEC dibuja, pero la calle no miente: Milei festeja una inflación que nadie cree

El INDEC anunció una inflación del 1,6% para junio, pero en la calle todo sube: luz, gas, alimentos, transporte y alquileres. Mientras el gobierno de Milei celebra un “milagro” que nadie ve, la mayoría de los argentinos desconfía de los números oficiales. No hay relato que tape el hambre ni plan económico que aguante si se basa en mentirle al pueblo.

POLITICA NACIONAL

Por Camila Domínguez

7/15/20253 min read

Mientras el gobierno celebra una supuesta "inflación controlada", los argentinos viven en carne propia una realidad completamente distinta. El INDEC anunció, con bombos y platillos, que la inflación de junio fue de apenas 1,6%, como si ese número pudiera traducirse en alivio en los bolsillos, en changuitos más llenos o en alquileres pagados en fecha. Pero no: la mayoría de la población simplemente no le cree. Porque cuando vas al supermercado, la nafta, el gas, la luz, el transporte, las prepagas, el cable y hasta el agua suben sin piedad.

¿Dónde está esa desinflación milagrosa que Milei muestra con orgullo en los PowerPoint? ¿Dónde están esos "precios estables" de los que habla Caputo? La respuesta es clara: en la cabeza del relato oficial, porque en la calle, los números no cierran por ningún lado.

Los precios siguen escalando. Las tarifas no paran de ajustarse. Los alimentos básicos vuelan. Y el ingreso promedio se pulveriza mes a mes. El dólar blue no baja, el consumo se desploma, y cada vez más comercios bajan la persiana. Pero el gobierno insiste en mostrar un país imaginario, un espejismo estadístico para justificar un modelo que solo trajo recesión, hambre y desempleo.

Un relato inflado con helio... y sin heladera

Los índices del INDEC se parecen cada vez más a una pieza de marketing que a una medición técnica confiable. De hecho, una encuesta reciente reveló que más del 50% de los argentinos no confía en los números del organismo oficial, y hasta votantes de La Libertad Avanza reconocen que lo que se publica no coincide con lo que ven en sus cuentas bancarias ni en sus mesas vacías.

El objetivo es claro: construir un relato económico exitoso en base a un "superávit" trucho y una inflación dibujada, aunque eso signifique mentirle en la cara a la sociedad. Se bajan los números en los papeles mientras los salarios siguen estancados y las jubilaciones apenas superan los 500 mil pesos, aunque Caputo diga, sin que se le mueva un músculo, que los jubilados cobran 900 mil.

La calle habla: “Estoy al borde de la quiebra”

Pero no hace falta ser economista ni hacer encuestas para saber lo que pasa. El dueño de un bar en Palermo lo explicó en dos minutos y con una crudeza brutal: "El consumo se derrumbó. Estoy al borde de la quiebra. Ya no sé cuánto más puedo aguantar". Y eso no ocurre en una pyme del interior ni en un comedor comunitario del conurbano: ocurre en el corazón de la ciudad más rica del país, en uno de los barrios que Milei decía representar.

Ese testimonio no es una excepción. Es el reflejo de miles de comerciantes, emprendedores, laburantes, jubilados, estudiantes y familias enteras que no ven una mejora, sino una espiral descendente que los deja cada vez más lejos de vivir con dignidad.

La “desinflación” que venden desde Casa Rosada no se traduce en comida sobre la mesa, ni en medicamentos, ni en menos angustia. La recesión está en todos lados: en las ventas, en el transporte vacío, en los restaurantes sin clientes, en los bolsillos vacíos.

No hay número trucho que tape el ajuste

No se puede maquillar la economía eternamente. No hay planilla de Excel ni índice manipulado que tape la desesperación de una madre que no llega a fin de mes, de un jubilado que saltea comidas o de una piba que no puede pagarse los estudios. Tampoco hay estadística que tape la destrucción del tejido social. Porque mientras el gobierno festeja números que no existen, la gente pasa hambre, pierde trabajos y se enferma sin cobertura.

La única verdad es la calle

El gobierno de Javier Milei construyó su relato sobre un enemigo imaginario, una casta que, supuestamente, arruinaba al país. Pero hoy la única realidad arruinada es la de millones de argentinos que no dan más. Todo lo demás es relato, es verso, es maquillaje.

Esta es la realidad económica bajo el régimen de Milei: una recesión brutal en todos los sectores. No hay dibujo del INDEC que tape la verdad.