El tiktokeo de la casta: Adorni, la motosierra y la doble moral
Un vocero que cobra millones, una tiktoker financiada con fondos públicos, y una motosierra que no corta privilegios, sino derechos. Mientras ajustan a los más pobres, usan el Estado para bancar viajes, influencers y campañas disfrazadas de comunicación. La “lucha contra la casta” terminó siendo puro verso: hoy, la casta viaja en clase ejecutiva y hace TikToks desde Roma, con la nuestra.
POLITICA NACIONAL
Por Camila Domínguez
4/29/20252 min read


Mientras la Argentina se hunde en la angustia diaria de millones que no llegan a fin de mes, el vocero presidencial Manuel Adorni —el mismo que cobra siete millones de pesos por mes por decir un par de frases cada veinte días— se da el lujo de armar su propio microcosmos de ñoquis y derroches con total impunidad. La última postal del desparpajo libertario fue verlo partir rumbo a Roma con su "tiktoker" oficial, Macarena Jimena Rodríguez, incluida en la comitiva que viajó al Vaticano... claro, con la nuestra.
¿No que venían a terminar con la casta? ¿No que “la motosierra” era para los privilegios de la política? Porque lo que está pasando es exactamente lo contrario: Adorni, vocero del nuevo orden “libertario”, tiene a su cargo una estructura de 250 personas —sí, doscientas cincuenta— en una jefatura de gabinete convertida en guarida de ñoquis, sin funciones claras ni rendición de cuentas. Y ahora, además de eso, se convierte en guía turístico de influencers pagos que forman parte de la maquinaria propagandística del gobierno.
Macarena Rodríguez no sólo viajó al Vaticano: también acompañó a la comitiva que le regaló una motosierra a Elon Musk y estuvo en la cumbre conservadora de Trump. Todo eso, bajo el disfraz de “coordinadora de activos digitales”. Un cargo rimbombante para justificar que la misma persona que hacía reels en campaña, ahora lo haga desde el Estado, con viáticos, pasajes, hotel y estadía pagados con los impuestos que salen del paquete de fideos que no puede comprar un pibe en el Chaco.
Y por si fuera poco, cuando se destapa el escándalo, Adorni —con su habitual cinismo— responde con un tuit: “Fake, nunca tuve CM. Fin”. Ahí se termina todo, como si eso desmentiera los registros fotográficos, los documentos oficiales, las designaciones firmadas. Ni una sola explicación. Ni un solo gesto de rendición de cuentas. El relato se sostiene a fuerza de negación.
Mientras tanto, la motosierra no corta privilegios, corta sueldos, corta jubilaciones, corta medicamentos, corta subsidios, corta educación, corta salud. Pero a los amigos, influencers y operadores de redes los sube al avión, los instala en hoteles de lujo y los pasea por el mundo para seguir vendiendo humo.
¿Esto es lo nuevo? ¿Esto es lo que vino a reemplazar a “la casta”? Porque lo que estamos viendo es una copia berreta, hipócrita y escandalosa de lo peor de la vieja política, maquillada de libertarismo tuitero.
Milei no vino a combatir la casta. La vino a representar con un nuevo nombre y las mismas mañas. Y mientras vos contás monedas para el bondi, ellos se pasean por Roma con tu plata para subir un videíto a TikTok.