Escándalo sin precedentes: el insólito ofrecimiento de Cúneo Libarona a Tim Ballard

Indignación total. Una cámara oculta expuso al ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona, ofreciéndole a Tim Ballard —denunciado por abuso y trata de menores— contactos con jueces, periodistas y hasta una ley escrita a medida para “lavar su imagen” en Argentina. Un escándalo que revela el nivel de corrupción, servilismo e impunidad del gobierno de Javier Milei. Mientras el pueblo sufre tarifazos y hambre, la casta libertaria protege a criminales. La “libertad” avanza... para los peores. Para el resto, ajuste y represión.

POLITICA NACIONAL

Por Camila Domínguez

7/29/20252 min read

En cualquier país serio, un ministro de Justicia filmado prometiéndole a un denunciado por pedofilia contactos con jueces y periodistas amigos, y redactándole una ley a medida, estaría fuera del cargo en cuestión de minutos. En la Argentina de Javier Milei, no solo sigue en funciones: representa con total claridad el espíritu de un gobierno entregado al servilismo, la impunidad y la podredumbre institucional.

El video filtrado donde se ve a Mariano Cúneo Libarona, titular de la cartera de Justicia, dialogando con Tim Ballard —el supuesto "cazador de pedófilos" que enfrenta denuncias por liderar una red internacional de trata— es una prueba indeleble del nivel de degradación al que ha llegado este gobierno. En esa grabación, el ministro no solo le promete una ley hecha a su medida, sino que lo invita a instalarse en el país para "lavar su imagen", asegurándole que cuenta con “jueces amigos”, “periodistas amigos” y todo un aparato a su disposición. ¿La Justicia? Bien, gracias.

No hablamos de rumores, trascendidos ni interpretaciones. Hablamos de un funcionario del más alto rango ofreciendo impunidad y propaganda a un acusado de crímenes aberrantes, como si el Estado fuera un estudio de relaciones públicas al servicio de los intereses más oscuros. Cúneo actúa más como operador de un lobby internacional que como garante de la ley en la República Argentina.

Y mientras tanto, del otro lado, el pueblo se hunde. Cada mes trae nuevos aumentos: en colectivos, subtes, luz, gas, agua, medicina, alquileres y alimentos. La vida se vuelve impagable para millones, mientras los mismos que nos piden “sacrificios” le redactan leyes a pedófilos extranjeros porque "les gustó su película". Se reprime a jubilados que marchan por medicamentos, pero se agasaja a evasores y se blanquean capitales narcos. En este país, el que roba para comer va preso y el que tiene contactos se vuelve asesor presidencial.

Lo de Cúneo no es un hecho aislado. Es la lógica de poder del régimen libertario: se premia al que pertenece, se protege al que conviene, se persigue al que molesta. La “libertad” es solo un discurso para las cámaras; la práctica es una cloaca de favores, acomodos y negocios privados. No hay ética, no hay límites, no hay vergüenza. Hay poder. Y se usa para garantizar la impunidad de los propios, incluso si eso significa aliarse con personajes denunciados por abusos sexuales sistemáticos y trata de personas.

La escena es obscena. Pero no es una excepción: es la norma. Es el patrón de conducta de un gobierno que ha hecho de la mentira, la corrupción y el doble discurso su lenguaje cotidiano.

Si esto es lo que entienden por libertad, convendría sincerarse y cambiarle el nombre al partido: La Corrupción Avanza. Porque eso sí que no para. Eso sí que se multiplica. Eso sí que tiene jueces, periodistas y ministros trabajando a tiempo completo. Porque cuando el poder se pone al servicio del crimen, no hay relato que lo disimule. Solo queda la indignación. Y la necesidad urgente de justicia real.