FAdeA en crisis: el ajuste que castiga la industria y destruye futuro

La reciente crisis que atraviesa la Fábrica Argentina de Aviones (FAdeA) no es un hecho aislado ni casual: es, lamentablemente, el resultado directo de un modelo económico que desprecia el desarrollo productivo nacional y sacrifica trabajo argentino en el altar de un dogmatismo de mercado sin piedad ni horizonte.

POLITICA INTERIOR

Jasmin Ortellado

6/6/20252 min read

La apertura de un Plan Preventivo de Crisis (PPC) por parte de FAdeA, con la consiguiente suspensión rotativa de trabajadores por 90 días y una rebaja salarial del 20%, marca un nuevo retroceso en la ya golpeada industria nacional. Esta situación afecta directamente a 720 trabajadores y sus familias, pero también golpea simbólicamente a todo un sector que alguna vez fue emblema del orgullo tecnológico argentino.

El gobierno de Javier Milei ha prometido "dinamitar" el Estado, y lo está logrando. Pero lo hace sin distinción ni estrategia, arrasando con instituciones estratégicas como FAdeA, cuya existencia misma está ligada a la soberanía, la innovación y el rol activo del Estado en la industria. En lugar de fortalecerla, la empuja al abismo financiero a través del desfinanciamiento, la parálisis de contratos y el desprecio explícito por todo lo que huela a producción nacional.

La dirección de FAdeA, en consonancia con la línea oficial, intentó imponer una rebaja salarial del 50% para el personal suspendido. Sólo la firmeza de los gremios aeronáuticos logró elevar ese piso al 80%, aunque el daño ya estaba hecho: trabajadores con salarios recortados, estabilidad laboral en riesgo y una empresa paralizada en un momento clave para la reactivación económica.

El relato libertario habla de eficiencia, pero sus decisiones están cargadas de improvisación y desinterés por el impacto social. Las medidas de ajuste no distinguen entre gasto inútil y políticas estratégicas. FAdeA no es una caja política: es un símbolo de la capacidad industrial argentina, una herramienta para el desarrollo tecnológico y un actor clave en cualquier proyecto de país con autonomía.

Pero en la lógica de Milei, todo lo que no genera rentabilidad inmediata debe ser recortado o privatizado. Lo público se ve como problema, no como inversión. Lo nacional, como lastre, no como posibilidad. En este contexto, el futuro de FAdeA es una incógnita cada vez más oscura.

Lo que sucede hoy en Córdoba debe encender una alarma nacional. Porque detrás de cada suspensión hay una política. Y detrás de cada política hay una ideología que desprecia el trabajo, la producción y la soberanía. FAdeA no es la excepción: es la advertencia de lo que está por venir si el país continúa por este camino de ajuste ciego, exclusión y destrucción del entramado industrial argentino.