Formosa, un Estado presente frente al abandono nacional: asistencia integral, compromiso sanitario y un modelo que no deja a nadie atrás
Mientras el gobierno nacional recorta salud, abandona a pacientes y se desentiende de las catástrofes, Formosa muestra otro camino posible: un Estado presente que asiste a familias y productores tras las lluvias, fortalece la salud pública con nuevas residencias médicas y responde con firmeza ante emergencias sanitarias. Con Gildo Insfrán a la cabeza, la provincia demuestra que cuando el Estado actúa, se salvan vidas y se construye dignidad.
POLITICA INTERIOR
Por Jasmín Ortellado
5/13/20253 min read


Mientras miles de argentinos sufren las consecuencias del ajuste brutal y el desmantelamiento del Estado nacional, en Formosa se ve claramente que otro modelo es posible. Un modelo donde el Estado no se borra, donde los funcionarios no se esconden en redes sociales ni reparten desprecio a los más necesitados, sino que están cuerpo a cuerpo junto a los damnificados. Un modelo que encarna el gobernador Gildo Insfrán, y que se vuelve a poner de pie en tiempos difíciles, como quedó demostrado con la intensa asistencia desplegada ante los recientes temporales que azotaron el interior provincial.
Lluvias, anegamientos y una respuesta concreta: el Estado en acción
Las intensas precipitaciones que cayeron sobre distintas localidades del oeste formoseño provocaron anegamientos de caminos, campos y barrios. Lejos de esperar órdenes desde un escritorio en Buenos Aires, el Gobierno de Formosa se movilizó de inmediato. Ministros, equipos técnicos, veterinarios, trabajadores sociales y personal de salud recorrieron los parajes más afectados, como Subteniente Perín, para asistir directamente a cada familia damnificada.
Allí, el operativo fue integral: se entregaron alimentos, ropa, colchones, kits sanitarios y se brindó atención médica primaria, especialmente para niños y personas mayores. Además, se diseñaron sistemas de drenaje con participación directa de los vecinos, quienes propusieron soluciones que fueron inmediatamente ejecutadas por el gobierno provincial.
En paralelo, se llevaron a cabo reuniones con productores rurales en sectores ganaderos afectados, donde se hizo entrega de alimento balanceado para animales, kits sanitarios veterinarios y se coordinó el trabajo de técnicos del Ministerio de la Producción y el SENASA. El acompañamiento no fue solo paliativo, sino estratégico: se reforzó el compromiso con el pequeño y mediano productor, que es la base del entramado productivo formoseño.
Salud pública con visión de futuro: más tecnología, más formación, más compromiso
En un contexto nacional de desmantelamiento del sistema sanitario, la provincia de Formosa sigue apostando a la salud pública con inversiones y planificación. Un ejemplo de esto es el nuevo acuerdo de cooperación firmado entre el Hospital de Alta Complejidad “Presidente Juan Domingo Perón” y la Universidad Nacional de Entre Ríos, que permitirá la creación de nuevas residencias en Ingeniería Clínica.
Este convenio no solo promueve el desarrollo académico y científico, sino que impactará directamente en la gestión tecnológica hospitalaria, mejorando la seguridad, el mantenimiento de equipos biomédicos y la calidad en la atención. Es una apuesta por la excelencia, la formación profesional y el trabajo en red entre universidades y hospitales públicos. Mientras tanto, en otras provincias los hospitales se vacían por falta de presupuesto o directamente cierran áreas enteras por falta de insumos.
A eso se suma la respuesta sanitaria coordinada ante un caso confirmado de rabia paresiante en Ibarreta, donde se aplicaron medidas inmediatas de prevención, incluyendo la interdicción de predios y la vacunación obligatoria en un radio de 10 km. El accionar rápido del SENASA y el gobierno provincial evitó la propagación de una enfermedad zoonótica que, mal gestionada, puede poner en riesgo la vida humana.
Un contraste doloroso: cuando el Estado se borra
Mientras Formosa da muestras concretas de cómo un Estado presente salva vidas, el gobierno nacional de Javier Milei ofrece un escenario desolador. Hospitales desfinanciados, pacientes oncológicos sin medicación, recorte de programas esenciales de salud, y una política de ajuste que no repara en los costos humanos. El caso de Bahía Blanca, golpeada por un temporal devastador, fue testigo del abandono absoluto del Estado nacional. No hubo presencia de Nación, no se enviaron recursos, ni siquiera un gesto mínimo de empatía. “Que se arreglen solos”, fue, en los hechos, la respuesta del presidente libertario.
Ayer se confirmó el hallazgo del cuerpo sin vida de Delfina Hecker, una niña que había desaparecido tras el temporal. Una tragedia que, lejos de conmover al gobierno central, pasó desapercibida en los pasillos de Casa Rosada. Sin ayuda, sin contención, sin políticas públicas que acompañen a las víctimas del desastre. Porque cuando el Estado se borra, la muerte y la miseria avanzan.
Dos modelos, dos países distintos
Frente a este escenario, la diferencia es cada vez más clara. En Formosa, hay un modelo de Estado presente, conducido con coherencia y sensibilidad social por Gildo Insfrán, que no abandona a su pueblo, que está en cada emergencia, que forma profesionales, que invierte en hospitales, que actúa en el territorio. En la Nación, en cambio, gobierna un modelo que ajusta sin piedad, que desprecia la vida de los más humildes, que recorta derechos y desmantela el entramado de contención social que el país tardó décadas en construir.
Son dos caminos: uno que cuida, que abraza, que protege. Y otro que castiga, que deserta, que se burla del dolor ajeno. Hoy más que nunca, la pregunta es inevitable: ¿qué país queremos construir? ¿El del abandono o el de la solidaridad? ¿El del individualismo feroz o el de la comunidad organizada?
Formosa ya eligió. Y está marcando el camino.