Inflación en 2,7%: El gobierno celebra mientras la gente lucha por sobrevivir
La inflación de diciembre cerró en 2,7%, acumulando un 117,8% en 2024. Mientras el Gobierno celebra lo que considera un éxito en la "desinflación", la realidad de los argentinos cuenta otra historia: aumentos en servicios esenciales, salarios congelados y familias que no llegan a fin de mes. Una radiografía de una economía que ahoga al pueblo mientras el oficialismo aplaude su propio relato.
POLITICA NACIONAL
Por Camila Dominguez
1/14/20252 min read


El gobierno celebró con bombos y platillos el dato de inflación de diciembre, que según el INDEC se aceleró al 2,7%. Este número, aunque menor al de meses anteriores, eleva el índice anual al 117,8% en 2024. Sin embargo, lejos de ser motivo de festejo, esta cifra es un cachetazo en la cara de quienes día a día lidian con una economía que los aplasta.
Mientras la carne subió un 20%, los alquileres treparon un 135%, los servicios esenciales como la electricidad y el gas aumentaron más de un 30%, y los alimentos básicos no paran de encarecerse, el gobierno parece vivir en una realidad paralela. Luis Caputo, ministro de Economía, calificó esto como "la continuidad del proceso de desinflación", una frase que suena tan vacía como cruel cuando se la contrasta con los niveles de pobreza e indigencia que asfixian al país.
El relato oficial, además, busca instalar que la suba de precios está controlada. Pero si uno mira los aumentos reales de los bienes y servicios esenciales, cuesta no sospechar que este 2,7% es un número cuidadosamente maquillado. ¿Cómo se explica que todo suba por las nubes mientras la inflación mensual se presenta como un éxito? Parece que volvemos a los tiempos en los que los índices oficiales eran más un ejercicio de imaginación que un reflejo de la realidad.
El problema más evidente hoy no es solo la inflación. Es la falta de trabajo digno, los salarios devaluados que jamás recuperaron lo perdido, las paritarias congeladas y la incapacidad de millones de personas para acceder a lo básico. Festejar que "baja la inflación" mientras se recortan derechos y se aprieta el cinturón de quienes menos tienen es un acto de cinismo insoportable.
En este contexto, el "milagro económico" de Milei no es más que un espejismo. Cada vez se hace más evidente que las políticas de ajuste extremo están generando sufrimiento real en las calles, mientras los números, dibujados o no, intentan vendernos un éxito inexistente. Festejar estos datos es como aplaudir que baja la fiebre cuando el paciente está al borde de la muerte.