Karina y Javier Milei convirtieron el PAMI en una cueva de recaudación partidaria: diezmo libertario con plata de los jubilados

La libertad avanza... hacia la vieja política. El partido que llegó al poder declarándole la guerra a la “casta” y prometiendo transparencia total quedó salpicado por un escándalo que no sólo expone prácticas mafiosas en organismos del Estado, sino que compromete directamente a la conducción de La Libertad Avanza. En varias provincias, desde Misiones hasta Santa Cruz, pasando por La Pampa y Chaco, emergen denuncias por exigencias de aportes partidarios a funcionarios del PAMI, el organismo que asiste a nuestros jubilados. El mismo que Javier Milei prometió proteger.

POLITICA INTERIOR

Federica Perez

5/4/20252 min read

Lo que se denuncia es gravísimo: funcionarios designados por el oficialismo están obligando a empleados políticos a entregar entre el 10 y el 15% de sus sueldos para financiar la actividad del partido de gobierno. Un sistema de recaudación forzosa, al mejor estilo feudal, que fue montado en las delegaciones provinciales del PAMI, convertidas en cajas negras al servicio del armado político de los Menem —Martín y “Lule”, los primos operadores de Karina Milei— y la estructura que responde a la omnipresente secretaria general de la Presidencia.

En Misiones, las denuncias penales ya están presentadas. En La Pampa, el escándalo incluye reparto de cargos entre militantes libertarios y una cuenta bancaria donde “el recaudador” de turno —un vocal del partido— recibe los aportes de campaña. En Santa Cruz, un delegado fue echado por negarse a presionar a una médica para que también aporte. Todo esto con un hilo conductor evidente: el uso del Estado como botín de guerra, el disciplinamiento interno a fuerza de dinero y la construcción de poder partidario con recursos públicos. Exactamente aquello que los Milei juraron combatir.

¿Quién le exige a los funcionarios que aporten parte de su sueldo al partido? ¿Quién coordina los nombramientos en las delegaciones del PAMI? ¿Quién tiene el control real de esa maquinaria paralela? Las respuestas conducen siempre al mismo lugar: a Karina Milei, la hermana del Presidente y jefa indiscutida del armado nacional de LLA. Pero no puede creerse que Javier Milei —el adalid de la motosierra, el que prometía barrer con la corrupción— ignore que debajo suyo crece una red clientelar que cobra diezmos disfrazados de militancia.

La Libertad Avanza no sólo cayó en las peores prácticas de la política tradicional: las reprodujo, las blindó con fanatismo, y ahora intenta taparlas con comunicados. El Gobierno dice que inició auditorías, pero lo cierto es que este mecanismo de financiamiento partidario no es una excepción, sino una forma sistemática de operar. Y la tolerancia —cuando no la complicidad— de la cúpula libertaria queda al desnudo.

¿Dónde está el discurso contra la “casta” ahora? ¿Dónde quedó la promesa de hacer del Estado un lugar austero y honesto? La corrupción no es sólo robar dinero. Es también usar el poder para favorecer a los propios, para castigar disidencias internas, para convertir organismos públicos en plataformas partidarias. Eso está pasando en el PAMI. Y eso lo están haciendo los que juraron refundar la Argentina desde la ética.

La casta, al final, eran ellos.