La brutal represión del Gobierno: jubilados golpeados por reclamar una vida digna

La represión violenta contra jubilados que solo exigen condiciones dignas de vida muestra el rostro más cruel del gobierno de Milei. Mientras periodistas afines intentan desviar la realidad, las imágenes de gendarmes golpeando a abuelos indignan al país. ¿Hasta cuándo se seguirá atacando a los más vulnerables?

POLITICA NACIONAL

Por Julian Pereyra

9/5/20243 min read

El gobierno de Javier Milei ha demostrado nuevamente que no tiene reparos en utilizar la fuerza para silenciar a quienes se atreven a levantar la voz en defensa de sus derechos. Esta vez, las víctimas fueron los jubilados, esos mismos a quienes durante la campaña electoral les prometieron una vida digna y a quienes ahora les devuelven golpes y desprecio. La represión contra un grupo de jubilados que se manifestaban pacíficamente en reclamo de mejoras en sus condiciones es una muestra clara de que, lejos de gobernar para el pueblo, este gobierno elige reprimirlo.

Las imágenes son indignantes: policías y gendarmes atacando a abuelos indefensos, golpeándolos con palos, escudos y violencia brutal. ¿La "justificación"? Que estaban alterando el orden público, cuando en realidad solo estaban pidiendo algo tan básico como vivir con dignidad. ¿Qué clase de gobierno manda a su fuerza de seguridad a golpear a los más vulnerables? Uno que ha perdido completamente el rumbo y su humanidad.

En medio de esta represión, figuras afines al oficialismo, como Eduardo Feinmann, se dedican a desinformar y tergiversar la realidad. Según el periodista, aquellos que se manifestaron no eran jubilados, sino "jóvenes de aproximadamente 30 años", afirmación basada en su "análisis" de las tapas de Clarín y La Nación. Un intento descarado de deslegitimar el reclamo y ocultar la represión de un gobierno que, con cada día que pasa, se parece más a un régimen autoritario que a una democracia.

La realidad, sin embargo, es imposible de ocultar. Los jubilados de nuestro país viven con ingresos miserables que no alcanzan para cubrir siquiera lo más básico. Mientras tanto, el gobierno de Milei subsidia a empresarios como Marcos Galperin con millones de dólares al año, y recorta de manera despiadada los haberes jubilatorios para ajustar el gasto público. La reducción en jubilaciones ha representado $3 de cada $10 de ajuste, una cifra que evidencia dónde está puesta la prioridad de esta administración: en los poderosos, no en el pueblo.

No solo es indignante que un gobierno que prometió luchar por los derechos de los más débiles ahora los reprima; también lo es que periodistas como Feinmann intenten desviar la atención y confundir a la opinión pública. Esta manipulación mediática es parte de una estrategia más amplia para justificar lo injustificable y naturalizar la violencia del estado contra sus ciudadanos.

Mientras la Gendarmería de Bullrich, que sigue operando con total impunidad, ataca a un grupo de jubilados indefensos, las verdaderas urgencias del país continúan siendo ignoradas. No hay soluciones reales para los jubilados, no hay mejoras en sus condiciones de vida, y lo que reciben a cambio de sus reclamos es violencia. ¿Es este el país que prometió Milei? ¿Uno donde la respuesta al hambre y la miseria es el palo y la represión?

Lo más alarmante es que esta represión no se trata de un hecho aislado. Cada vez es más evidente que el gobierno de Javier Milei está dispuesto a recurrir a la violencia para sofocar cualquier tipo de resistencia o reclamo social. En lugar de atender las demandas legítimas de los jubilados, elige aplastarlas con brutalidad. Y mientras lo hace, periodistas alineados con el gobierno, como Feinmann, se encargan de difundir su propaganda, tratando de encubrir lo que a todas luces es una acción cobarde y vergonzosa.

Este gobierno ha cruzado una línea muy peligrosa. No se puede permitir que la represión y el uso desmedido de la fuerza se conviertan en la norma. Los jubilados, que han trabajado toda su vida, merecen vivir con dignidad, no ser golpeados por reclamar lo que es justo. La represión de Milei y su gobierno no solo es una traición a sus promesas, sino también un ataque directo a los derechos más básicos de los argentinos. Es momento de que el pueblo despierte y exija justicia, porque lo que está en juego no es solo el presente de los jubilados, sino el futuro de todos nosotros.