La hipocresía de Milei al desnudo: de condenar a China como dictadura comunista asesina a mendigar yuanes

Javier Milei, que solía condenar a China como "dictadura comunista asesina" y aseguraba que jamás negociaría con ellos, terminó reuniéndose con Xi Jinping para pedir ayuda económica. Un episodio que desnuda la hipocresía de su discurso y expone las contradicciones de un gobierno sin rumbo.

POLITICA NACIONAL

Por Camila Dominguez

11/19/20242 min read

Durante toda su campaña política, Javier Milei construyó su discurso sobre una oposición visceral al comunismo y a lo que denominaba "dictaduras asesinas". Entre sus principales objetivos retóricos se encontraba China, a la que acusaba de ser una dictadura comunista que atentaba contra los derechos humanos. Milei llegó a declarar públicamente que jamás negociaría con un régimen que, según él, iba en contra de su moral y principios.

Sin embargo, esa narrativa se desmoronó cuando, con el país sumido en una crisis económica y un ajuste feroz en marcha, Milei viajó a Río, lugar del G20, y se reunio con Xi Jinping, presidente de la misma China que tanto denostó. En la reunión, transmitida con un lenguaje corporal incómodo y una evidente sonrisa irónica de su contraparte, Milei pareció haber olvidado todos sus principios para "mendigar yuanes", como muchos usuarios en redes no tardaron en señalar.

El Milei de antes: "No negocio mi moral por dinero"

No hace mucho, Milei aseguraba que jamás cruzaría la línea de negociar con un gobierno al que consideraba una amenaza para la libertad. "No haría negocios con China", proclamaba con fervor, advirtiendo sobre los peligros de colaborar con una supuesta dictadura. Su batalla cultural contra el comunismo era uno de los pilares de su campaña, y muchos de sus seguidores lo celebraban como un paladín de los valores occidentales y el capitalismo.

Pero los gestos cuentan, y el Milei que llegó a Río no fue el de los discursos encendidos. En su lugar, apareció un mandatario que, frente a una crisis financiera inminente, dejó de lado sus ideales para pedir ayuda económica.

¿Una contradicción estratégica?

La reunión con Xi Jinping es, sin lugar a dudas, una demostración de la falta de coherencia en las políticas de Milei. La ironía de la situación no pasó desapercibida: mientras su gobierno recorta derechos y desmantela estructuras fundamentales como el CONICET, se encuentra rogando financiamiento a una nación que supuestamente representa todo aquello que él rechaza.

Este episodio no solo pone en evidencia la hipocresía del discurso de Milei, sino que además desata preguntas serias sobre su capacidad de liderazgo y sus principios. ¿Cómo pretende construir confianza en sus políticas cuando él mismo las traiciona a la primera oportunidad?

La reacción de las redes y la imagen del país

Las redes sociales explotaron con comentarios críticos hacia el presidente. "Finalmente, Milei inclinó el hocico y se reunió con Xi Jinping para mendigarle unos yuanes", fue uno de los comentarios que sintetizó el sentir de muchos. Otros, más sarcásticos, lo llamaron "el león de circo" de China.

Por su parte, la actitud de Xi Jinping no pasó desapercibida: la sonrisa irónica del mandatario chino reflejó perfectamente el mensaje de "aquí está el hombre que decía que nunca vendría".

Un presidente sin rumbo

Milei no solo traiciona su discurso con este movimiento, sino que también expone la fragilidad de su gestión. Este episodio deja claro que su gobierno no tiene un plan coherente, más allá de improvisar para resolver crisis inmediatas. La lucha contra el comunismo quedó relegada en el momento en que la realidad lo obligó a negociar su "moral por dinero".

El gobierno de Javier Milei se hunde en sus propias contradicciones, mientras la imagen de Argentina se sigue debilitando en el escenario internacional. ¿Hasta cuándo podrá sostener un relato que ni él mismo respeta?