La Hipocresía de Milei: Apoyo a la Familia del Gendarme Detenido Mientras Su Gobierno es el Responsable del Envío a Venezuela
Milei viajo a Tucuman tras la reciente detención del gendarme argentino Nahuel Gallo en Venezuela, ocurrida el 8 de diciembre, ha desatado una serie de reacciones que han puesto en evidencia la grave irresponsabilidad del gobierno de Javier Milei en cuanto a la gestión de las relaciones exteriores y la seguridad nacional
POLITICA INTERIOR
Federica Perez
12/20/20243 min read
El presidente, quien se apresuró a reunirse con los familiares de Gallo en Tucumán, ha intentado dar la imagen de un líder preocupado por la situación del gendarme. Sin embargo, las acciones de su propio gobierno son las que llevaron a este desafortunado hecho.
Según las autoridades venezolanas, Gallo no era simplemente un gendarme común, sino un agente especial de los servicios de inteligencia argentinos. El ministro venezolano Diosdado Cabello reveló que el gendarme argentino estaba realizando una misión encubierta para contactar a dirigentes de la oposición a Nicolás Maduro, quienes se encuentran refugiados en la embajada argentina en Caracas. Esta operación, según Cabello, tenía como objetivo desarrollar una estrategia para extraer a estos dirigentes. De ser cierto, estamos ante una misión de alto riesgo en un país con un régimen hostil, algo que, por supuesto, coloca a Gallo en una situación extremadamente peligrosa.
Es en este contexto que el gobierno de Javier Milei se ve directamente implicado. No solo autorizó el envío de un gendarme a Venezuela bajo circunstancias tan complejas, sino que, además, ha intentado evadir su responsabilidad al presentar la situación como un simple incidente lamentable. Tras la detención, Milei se apresuró a reunirse con la familia de Gallo en Tucumán, asegurando que su administración estaba realizando todos los esfuerzos diplomáticos y legales para exigir la liberación del gendarme. Pero lo que Milei omite en su discurso es que el origen de esta crisis es precisamente su propia administración, que decidió involucrarse en una operación secreta en un país con un régimen tan opresivo y un contexto de alta tensión internacional.
Más allá de la promesa de apoyo a la familia, la realidad es que la administración de Milei ha accionado con una grave negligencia al enviar a un agente de inteligencia a Venezuela sin tener en cuenta las implicaciones políticas y de seguridad que esto acarrearía. La contradicción interna dentro del gobierno también se hace evidente. La vicepresidenta Patricia Bullrich, en un gesto de sinceridad, dejó claro que “jamás habría autorizado a un gendarme a ir a Venezuela”. De esta forma, se señala la falta de coordinación y de una estrategia clara por parte del gobierno de Milei, que ni siquiera parece estar en sintonía con su propia vicepresidenta en este asunto.
La reunión de Milei con los familiares de Gallo no es más que un intento de desviar la atención de la verdadera responsabilidad del gobierno argentino. Lejos de asumir la culpa por haber enviado a un gendarme a una misión encubierta en Venezuela, el presidente prefiere culpar a las autoridades venezolanas y se presenta como un líder que solo busca lo mejor para sus ciudadanos. Sin embargo, esta postura es completamente contradictoria, ya que en lugar de reconocer la responsabilidad de su administración, se limita a resaltar las acciones de un gobierno extranjero, mientras oculta las propias decisiones que lo llevaron a esta crisis.
Lo más grave de todo es que, mientras Milei y su gobierno intentan mostrarse como defensores de los derechos de Gallo, la realidad es que están ocultando su propia complicidad en los hechos. En lugar de reconocer que la situación fue producto de decisiones erróneas y apresuradas, prefiere utilizar el dolor de la familia del gendarme para fines políticos. El gobierno de Milei ha actuado de manera irresponsable al involucrarse en una misión tan arriesgada en un país tan volátil, sin haber tomado las precauciones necesarias.
La falta de coherencia entre las declaraciones de Milei y las de Bullrich deja en claro que este incidente ha sido mal manejado desde el principio. Mientras la vicepresidenta admite que una misión de este tipo no debía haber sido autorizada, el presidente prefiere callar sobre los detalles de la operación y presentarse como víctima de las circunstancias. Este doble discurso no hace más que mostrar la profunda desconexión dentro del propio gobierno.
La detención de Gallo es el resultado directo de una operación secreta mal planificada, cuyo costo lo está pagando no solo el gendarme, sino también su familia, que ahora debe enfrentarse a las consecuencias de las decisiones erróneas tomadas por el gobierno de Milei. El presidente no puede eludir su responsabilidad y, al intentar desviar la atención de su propia negligencia, pone en evidencia la falta de preparación y seriedad en la conducción del país.
Finalmente, la hipocresía del presidente y su gobierno queda patente en cada uno de sus actos. Mientras Milei promete hacer todo lo posible por liberar a Gallo, lo cierto es que su propio gobierno fue el que colocó a este gendarme en una situación de riesgo innecesario, sin considerar las consecuencias diplomáticas y políticas de involucrarse en operaciones tan peligrosas. Este episodio demuestra, una vez más, que el gobierno de Milei no está preparado para manejar situaciones de alto nivel, y que, cuando se trata de proteger a sus propios ciudadanos, la administración opta por culpar a otros en lugar de asumir la responsabilidad.