La Indignante Realidad de la Pobreza Infantil en Argentina: Un Gobierno Que Aumenta Todo Menos la Esperanza
Unicef ha revelado datos alarmantes sobre la situación de pobreza en Argentina, destacando que un millón y medio de niños se saltea una comida diaria debido a la falta de ingresos. Mientras tanto, el gobierno continúa aumentando los precios, agravando una crisis que afecta a millones de familias. La pobreza infantil, reflejada en un aumento de la indigencia y la insuficiencia alimentaria, exige una acción urgente, pero las políticas actuales parecen más centradas en incrementar el costo de vida que en ofrecer soluciones.
POLITICA NACIONAL
Por Camila Dominguez
8/13/20242 min read


En un país donde la crisis económica parece no tener fin, y donde la inflación devora el poder adquisitivo de las familias, las cifras reveladas por Unicef son un grito desesperado que exige atención urgente. Un millón y medio de niños en Argentina se saltean una comida cada día. Más alarmante aún, un millón de ellos se va a dormir sin cenar. Este no es un dato aislado; es una muestra brutal de cómo la pobreza está devorando el futuro de nuestro país.
¿Cómo hemos llegado a este punto? La respuesta es clara: un gobierno que, lejos de buscar soluciones reales, sigue aumentando los precios y empeorando la situación de millones de familias. La pobreza infantil no es un accidente, es el resultado directo de políticas económicas que priorizan la especulación y los beneficios para unos pocos, mientras millones de argentinos luchan por sobrevivir.
La última Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del INDEC lo confirma: la pobreza en el país saltó del 44% al 54,8% en apenas tres meses, mientras la indigencia subió del 13,8% al 20,3%. Dentro de esta cifra aterradora, 2.800.000 argentinos se han convertido en nuevos indigentes. En otras palabras, millones de niños y adultos están quedando fuera del sistema, sin acceso a los recursos más básicos para una vida digna.
La situación es aún más crítica cuando nos damos cuenta de que 10 millones de niños en Argentina están comiendo menos carne y lácteos en comparación con el año pasado. Esto no es una mera fluctuación en la dieta, es el reflejo de una pobreza que se intensifica cada día, mientras los ingresos de casi la mitad de los hogares con niños no alcanzan para cubrir los gastos básicos de alimentación, salud y educación.
Y, mientras tanto, ¿qué hace el gobierno? En lugar de tomar medidas para frenar esta sangría, sigue aplicando ajustes y permitiendo que la inflación continúe su escalada imparable. Lejos de proteger a los más vulnerables, parece que la prioridad es asegurar que los precios sigan subiendo, sin importar el costo humano. No es solo que se están aumentando los precios, es que se está aumentando el sufrimiento de millones de argentinos.
Unicef ha sido clara en su diagnóstico: es necesario implementar una combinación de políticas que protejan a los más vulnerables, especialmente a los niños, y que se asignen recursos presupuestarios suficientes para garantizar su bienestar. Pero estas recomendaciones parecen caer en oídos sordos. El gobierno, en lugar de buscar soluciones reales, sigue empujando al abismo a quienes menos tienen.
La pobreza infantil no es solo una estadística, es una tragedia que marca a una generación entera. Y mientras el gobierno continúa aumentando los precios y ajustando los salarios, los niños argentinos siguen pagando el precio más alto. ¿Hasta cuándo seguiremos permitiendo que esto suceda? La respuesta no puede seguir siendo la indiferencia. Es hora de exigir un cambio real, un gobierno que de verdad se preocupe por su pueblo y que ponga fin a esta escalada de miseria y desesperanza.