La Libertad Avanza, más sucia que un dólar narco: Bullrich, Espert y la red del financiamiento prohibido.

Mientras te hablan de “orden” y “moral”, los libertarios se llenan los bolsillos con plata narco. Documentos judiciales revelan que Patricia Bullrich también fue financiada por Fred Machado, el mismo narco que bancó a Espert. Dólares lavados, aportes millonarios y una red de impunidad que une a Bullrich, Espert y Santilli. La Libertad Avanza no es un proyecto político: es una lavandería.

POLITICA NACIONAL

Por Camila Domínguez

10/13/20253 min read

En La Libertad Avanza no hay nadie limpio. Cada semana cae una nueva ficha del mismo dominó podrido, y el ruido ya no sorprende a nadie: Patricia Bullrich, la actual ministra de Seguridad y autoproclamada guardiana del orden, también habría sido financiada con plata del narcotráfico durante su campaña presidencial de 2023.

Sí, la misma Bullrich que daba sermones sobre la “lucha contra el delito” y que posaba con chalecos antibalas para las cámaras. Resulta que detrás del blindaje mediático y los discursos sobre moral y ley, corrían dólares calientes, lavados y manchados con cocaína.

Según documentos judiciales provenientes de Texas, Federico “Fred” Machado, empresario argentino detenido con pedido de extradición a Estados Unidos por narcotráfico, lavado de dinero y estafas, canalizó tres millones de dólares (US$ 3.000.000) hacia Lácteos Vidal, una empresa de fachada que luego aportó 215 millones de pesos a la campaña de Patricia Bullrich.

Y como si eso fuera poco, es el mismo Fred Machado que ya había financiado a José Luis Espert en 2019 con una transferencia de 200 mil dólares y el uso de aviones privados. Es decir: el narco favorito del liberalismo argentino.

Plata narco, campañas limpias (pero solo en el discurso)

El esquema es casi calcado: Machado reparte dólares, las empresas “amigas” los blanquean y los políticos agradecen con una sonrisa. Después vienen los discursos sobre el esfuerzo, el mérito y el orden. Una ironía tan grotesca que parece escrita por un guionista de sátira política.

Lácteos Vidal, la empresa que sirvió de intermediaria, aparece en los documentos como receptora directa de los fondos de Machado. Poco después, ese dinero se transforma en una “donación generosa” a la campaña de Bullrich. Y claro, nadie pregunta de dónde salió. En el país donde todo se compra, la moral también tiene precio.

La ministra que sabía y calló

Lo más indignante es que Bullrich sabía. No solo por intuición, sino por oficio. Como ministra de Seguridad (y antes, como jefa de una alianza política con acceso directo a informes de inteligencia), tenía en sus manos reportes oficiales que vinculaban a Fred Machado con operaciones de lavado y narcotráfico desde al menos 2021.

¿Y qué hizo?
Nada. Silencio. Complicidad por omisión o por conveniencia, da igual. La mujer que hablaba de “no tener miedo a enfrentarse con el crimen organizado” decidió mirar para otro lado cuando ese crimen le financiaba los afiches y los spots de campaña.

Los libertarios y el club del lavado

Bullrich no está sola en este lodazal. Comparte mesa política con José Luis Espert (acusado de recibir fondos narcos y aviones de Machado) y con Diego Santilli, señalado por haber recibido US$ 32.500 de Leonardo Cositorto, el estafador detrás de Generación Zoe.

Sumemos a eso a Lorena Villaverde, diputada libertaria y exesposa de un narco preso, y al propio Javier Milei, que compartió abogado con Machado y tuvo reuniones con él según informes judiciales. ¿Coincidencias? No. Es una red. Una red tejida con dólares ilegales, amistades convenientes y una impunidad que apesta.

La Libertad Avanza no es un partido político: es una cooperativa del lavado. Un espacio donde se habla de libertad mientras se firman cheques que huelen a cocaína, y donde los discursos sobre “la casta” se usan para tapar los vínculos con narcos, estafadores y empresarios turbios.

El discurso de la moral, hecho trizas

El problema no es solo que haya corrupción: es que estos personajes se erigieron como los dueños del relato moral. Hablan de transparencia, pero financian campañas con plata sucia. Hablan de meritocracia, pero viven del favor de millonarios en causas penales. Hablan de ley y orden, pero el orden solo les importa cuando se aplica a los pobres.

Mientras Milei grita en cadena nacional contra los “parásitos del Estado”, su ministra de Seguridad es señalada por recibir 215 millones de pesos manchados de narcodólares. La farsa ya no se sostiene ni con la mejor pauta publicitaria.

Bullrich debe dar explicaciones urgentes. No a los periodistas complacientes, sino a los argentinos que votaron creyendo que estaban eligiendo orden y honestidad. Si su campaña fue financiada por el mismo narco que lavaba dinero con Lácteos Vidal y que ya había bancado a Espert, no puede seguir un día más en el cargo.

Lo que se destapa no es un caso aislado: es la estructura real del poder libertario, una maquinaria aceitada de impunidad, silencio y negocios oscuros.

Y lo peor es que lo hacen sin siquiera ruborizarse. Porque en este nuevo país del “no pasa nada”, la ética se volvió opcional y la corrupción, un estilo de vida.

“No hay libertad posible cuando los que manejan el país tienen las manos manchadas de dólares narcos.”