La verdad detrás del encubrimiento de Kueider: Milei y su alianza con la corrupción
El escándalo de Kueider expone la hipocresía del gobierno de Milei, que protege a un senador envuelto en corrupción para evitar un escándalo mayor. Con 200 mil dólares no declarados, Kueider advirtió que “habría problemas” si se hacía público, y ahora el gobierno se niega a destituirlo. A esto se suma la denuncia contra Patricia Bullrich por lavado de 20 millones de dólares, dejando al descubierto un entramado de corrupción y complicidad en el oficialismo. Mientras el pueblo sufre ajustes brutales, los aliados del gobierno se benefician de la impunidad.
POLITICA NACIONAL
Por Camila Dominguez
12/11/20243 min read
En un giro que ya nadie puede justificar, ahora se entiende perfectamente por qué Javier Milei y su gobierno se resisten a destituir al senador Edgardo Kueider, detenido en Paraguay con 200 mil dólares no declarados. Las declaraciones del propio Kueider al momento de su detención revelan la gravedad de la situación: “Soy afín al gobierno, no den esto a publicidad porque va a haber problemas”. Estas palabras no solo son un intento desesperado de encubrimiento, sino también una confesión de la red de intereses que protege a este personaje.
Kueider, un senador que abandonó su bancada para votar leyes clave a favor del gobierno de Milei, como la infame Ley de Bases, ha quedado expuesto como un engranaje más en el sistema corrupto que define a este gobierno. La negativa de Libertad Avanza a avanzar con su destitución ya no puede explicarse más que como un acto de protección hacia alguien que sabe demasiado.
La complicidad al descubierto
La conexión entre Kueider y el oficialismo no es una simple coincidencia. Según trascendió, al ser detenido en la frontera con Paraguay, Kueider utilizó su cercanía al gobierno de Milei como una especie de salvoconducto, advirtiendo que su detención podía desatar un escándalo si salía a la luz. Sin embargo, el intento de silenciar este episodio falló, y ahora los argentinos somos testigos de la verdadera cara de esta alianza.
Pero este no es el único caso que refleja el entramado corrupto de los aliados del gobierno. Patricia Bullrich, una de las figuras más cercanas al oficialismo y Ministra de Seguridad, fue denunciada recientemente por presunto lavado de 20 millones de dólares a través de los 40 bares de la cadena Tostado. Mientras tanto, desde el oficialismo siguen promoviendo “Ficha Limpia” como una supuesta bandera ética, evidenciando un doble discurso que raya en lo absurdo.
Los libertarios de doble moral
Es imposible no señalar la hipocresía de los libertarios, quienes se presentan como los paladines de la ética y la transparencia mientras protegen a un senador que intentó traficar una fortuna en efectivo y una funcionaria denunciada por lavado de dinero. Lo que queda claro es que la “revolución moral” de Milei no era más que una fachada para ocultar un entramado corrupto y cómplice.
La excusa de que “habrá problemas” si se destituye a Kueider no es más que un eufemismo para el chantaje político. ¿Qué sabe Kueider que lo hace intocable para Milei? ¿Qué secretos guarda este senador que lo convierten en una pieza clave para el gobierno? Y más importante aún, ¿qué otras conexiones permanecen ocultas mientras figuras como Bullrich enfrentan denuncias de lavado?
El pueblo merece respuestas
Los argentinos no podemos tolerar más este nivel de impunidad. Este gobierno, que no tiene reparos en ajustar a los jubilados, quitar medicamentos y reducir presupuestos esenciales, parece muy dispuesto a cerrar filas para proteger a quienes son funcionales a su esquema de poder.
Milei y sus diputados deben responder. ¿Por qué no se avanza con la destitución de Kueider? ¿Qué esconden detrás de su resistencia a tomar medidas contra él? Este escándalo no solo revela la corrupción de Kueider, sino también la complicidad de un gobierno que está dispuesto a sacrificar toda coherencia ética con tal de mantener a salvo a sus aliados.
Los argentinos merecemos justicia y transparencia. Milei no puede seguir fingiendo ser un outsider mientras protege y encubre a los de siempre. Y Bullrich no puede seguir hablando de ética mientras enfrenta denuncias de lavado de dinero. Es hora de que las caretas caigan y que los responsables paguen.