"Más libertad": el nuevo ARCA te controla mientras los millonarios hacen lo que quieren

A pesar de la promesa de "más libertad" y menos impuestos por parte del gobierno, el reemplazo de la AFIP por el nuevo ARCA se tradujo en un control fiscal más estricto para la clase media. Las transferencias mayores a $400.000 en billeteras virtuales ahora están bajo vigilancia, mientras que los datos de evasores millonarios son eliminados. La promesa de una menor carga fiscal parece haberse invertido: mientras los grandes capitales eluden controles, el ciudadano común es cada vez más vigilado.

POLITICA NACIONAL

Por Julian Pereyra

11/11/20242 min read

El reciente cambio de nombre de AFIP a ARCA fue presentado por el gobierno como un símbolo de libertad para los argentinos. Con bombos y platillos, Javier Milei y su equipo festejaron la supuesta nueva era de menos impuestos y menos control fiscal, prometiendo mayor libertad y menos intervenciones. Sin embargo, lo que estamos viendo es un aumento de la vigilancia y restricciones, pero solo sobre quienes no tienen los recursos para evadir ni fugar millones.

Esta semana, ARCA aumentó los controles sobre las billeteras virtuales, imponiendo un límite de $400.000 en las transferencias. Es decir, cualquier transferencia por encima de este monto podrá ser investigada, como si se tratara de una operación sospechosa. Es un claro ataque a la clase media y a los trabajadores que dependen de este medio para cubrir sus gastos y necesidades. ¿La excusa? Más transparencia y control en las operaciones virtuales, aunque lo que realmente implica es un obstáculo y una invasión de la privacidad para quienes apenas intentan llegar a fin de mes.

Mientras tanto, algo más profundo parece estar ocurriendo en ARCA. En una serie de movimientos que han generado fuertes sospechas, el gobierno ha eliminado bases de datos de evasores, borrando con un plumazo los registros de quienes realmente podrían ser investigados. Millonarios y grandes corporaciones que han hecho de la evasión y fuga de capitales una costumbre siguen exentos de los controles que recaen, cada vez con más fuerza, sobre las cuentas y transacciones de los ciudadanos comunes.

Este doble discurso es más que evidente. Mientras se proclama la "libertad" y la eliminación de controles asfixiantes, la realidad para la clase media es otra: más vigilancia, menos libertad y menos margen de acción para una economía ya golpeada. Las promesas de Milei de una Argentina libre de impuestos y controles se han desmoronado rápidamente, dejando al descubierto un sistema que permite que los de arriba hagan lo que quieran, mientras que los ciudadanos comunes soportan la carga de un control cada vez más asfixiante.

¿Es esta la libertad que prometió el gobierno? Una libertad que solo parece aplicarse a los millonarios y a quienes tienen las conexiones necesarias para evadir la justicia fiscal.