Mientras Milei Festeja, los Jubilados Son Condenados a la Pobreza: El Veto Que Destruye Vidas

Ayer se aprobó el veto presidencial de Javier Milei a la Ley de Movilidad Jubilatoria, condenando a miles de jubilados a la miseria mientras el presidente celebra en redes sociales. Con una inflación interanual superior al 200% y un ajuste económico sin precedentes, la situación de los más vulnerables se agrava día a día. Este artículo analiza cómo las decisiones del gobierno están dejando a los jubilados desamparados, mientras Milei parece más interesado en promocionar su serie en X que en solucionar la crisis económica del país.

POLITICA NACIONAL

Por Julian Pereyra

9/12/20243 min read

Lo que ocurrió ayer en el Congreso Nacional es un reflejo de la profunda crisis que atraviesa nuestro país, no solo en términos económicos, sino también en cuanto a la dignidad y el respeto por los más vulnerables. La aprobación del veto presidencial de Javier Milei a la Ley de Movilidad Jubilatoria es una de las decisiones más tristes y devastadoras que hemos presenciado en los últimos tiempos. Lo que debía ser un alivio para millones de jubilados, cuyo poder adquisitivo ha sido pulverizado por la inflación y el descontrol de precios, se convirtió en una sentencia que los condena a la miseria.

El veto de Milei no es solo una medida técnica o económica, es un golpe brutal para aquellos que, después de toda una vida de trabajo y esfuerzo, merecen vivir sus últimos años con dignidad. Los datos hablan por sí solos: hoy la jubilación mínima es de apenas $234.540, mientras que la canasta básica total, que marca la línea de pobreza, alcanzó los $304.170 en agosto. La diferencia es abismal, y con este veto, se les niega a los jubilados un aumento del 8,1% que, aunque insuficiente, al menos hubiera significado un respiro en medio de una tormenta de precios que no deja de crecer.

La inflación interanual ya supera el 200%, y el gobierno de Milei, lejos de ofrecer soluciones, sigue aplicando el ajuste más brutal de la historia reciente. El Producto Interno Bruto (PIB) cayó más del 4%, y mientras el relato monetarista sigue imponiéndose, las PyMEs se convulsionan y los sectores más vulnerables, como los jubilados, se ven obligados a acudir a comedores comunitarios para poder comer. Es absolutamente desgarrador que quienes deberían estar disfrutando de su retiro, después de una vida de aportes y sacrificios, hoy dependan de la caridad para sobrevivir.

Pero lo que más duele es el cinismo del presidente. Mientras en las calles se reprimía brutalmente a los jubilados, niños y trabajadores que se manifestaban en contra del veto, Milei celebraba la aprobación como una victoria. Entre gases lacrimógenos, balas de goma y golpes de la Policía Federal, Gendarmería y Prefectura Naval, el mandatario no tuvo mejor idea que usar su cuenta en X (anteriormente Twitter) para hablar de su serie y referirse a los diputados que apoyaron el veto como "héroes". ¿Héroes de qué? ¿De condenar a los jubilados a la miseria? ¿De festejar una inflación incontrolable mientras el poder adquisitivo se derrumba? Es un mamarracho de proporciones épicas.

Ayer mismo, mientras se anunciaba el veto y la represión continuaba en las calles, nos tiraron un dato que pareciera sacado de una película de ficción: la inflación fue del 4,2%. Un número que, a simple vista, parecería positivo si no fuera porque está completamente despegado de la realidad. Al mismo tiempo que se festejaba este "logro", los precios seguían disparándose y más y más argentinos caían en la pobreza.

Milei ha terminado de pulverizar la movilidad social ascendente en Argentina. Mientras en su gobierno y sus medios aliados hablan de "déficit cero" y se jactan de mantener la emisión cero, la realidad les explotó en la cara. Millón y medio de pesos es lo que hoy se necesita para ser considerado clase media en este país, mientras que aquellos que ganan $4.800.000 ya son catalogados como clase alta. ¿Qué queda para los jubilados que no llegan ni a los $234.540? Es una burla, una demostración de que las prioridades del gobierno no están puestas en quienes más lo necesitan.

Los jubilados son los grandes perdedores de esta historia, pero no son los únicos. Toda una generación de argentinos está viendo cómo sus oportunidades desaparecen, cómo la promesa de una vida mejor se desvanece mientras un presidente que no está a la altura de su cargo sigue festejando "logros" que solo existen en su relato.

Lo sucedido ayer en el Congreso, y lo que pasó afuera en las calles con la brutal represión, es una herida más en el cuerpo de un país que se desangra. Pero no debemos olvidar que quienes votaron a favor del veto son también responsables de esta infamia. Ellos, con sus votos, le dieron la espalda a los jubilados, a los más vulnerables, y priorizaron sus propios intereses o los acuerdos políticos oscuros. La historia los juzgará, pero mientras tanto, los jubilados seguirán pagando las consecuencias de decisiones que los dejan cada vez más solos y más desprotegidos.

Hoy, más que nunca, debemos decir basta. Basta de un gobierno que no gobierna, basta de políticos que traicionan a quienes deberían defender, y basta de maltratar a los jubilados, que ya han dado todo por este país.