Mientras Milei habla de 'salvar el mundo' en la ONU, Argentina se ahoga en sus propios problemas: ¿hasta cuándo ignorará la realidad?
Mientras Javier Milei se presenta en la ONU criticando la Agenda 2030 y lanzando promesas vacías de "salvar el mundo", en Argentina la inflación se dispara, la pobreza aumenta y los jubilados no pueden acceder a medicamentos básicos. En lugar de enfrentar la crisis interna, el presidente se enfoca en batallas ideológicas irrelevantes, demostrando una desconexión preocupante con la realidad que atraviesa su país.
POLITICA NACIONAL
Por Julian Pereyra
9/25/20242 min read


El reciente discurso de Javier Milei en la Asamblea General de la ONU ha dejado una sensación de vergüenza y desconcierto para muchos argentinos. Mientras el país atraviesa una de sus peores crisis económicas y sociales, el presidente decide utilizar su plataforma internacional para lanzar un ataque ridículo contra la Agenda 2030, acusándola de ser un "programa de Gobierno socialista". En lugar de abordar las necesidades urgentes de los ciudadanos, Milei se dedica a construir un espectáculo lamentable en el que pretende salvar el mundo mientras Argentina se desmorona.
Es indignante que, mientras en Argentina el 40% de la población vive en la pobreza, los jubilados no pueden costear sus medicamentos y los hospitales enfrentan graves carencias, Milei prefiera pasearse por el mundo repitiendo consignas absurdas. ¿Qué relevancia tiene para el argentino de a pie la Agenda 2030 cuando ni siquiera puede cubrir los gastos de comida, salud o vivienda? En medio de una inflación descontrolada y un aumento de 3.4% en el precio de 226 medicamentos, escuchar al presidente declarar "Vengo a salvar el mundo" parece una burla descarada. ¿Cómo puede hablar de salvar algo cuando es incapaz de enfrentar los problemas más básicos en casa?
Lo más vergonzoso no es solo su ataque infundado a la Agenda 2030, que busca, entre otras cosas, reducir la pobreza y proteger el medio ambiente, sino la total desconexión de Milei con la realidad argentina. Mientras él se dedica a criticar a la ONU por ser un "leviatán de burócratas internacionales", los argentinos no pueden más con una inflación que sigue destruyendo el poder adquisitivo, y las políticas que tanto prometió implementar no solo han fracasado, sino que empeoran día a día. Nos prometió dólares, crecimiento económico y libertad, pero todo lo que vemos es pobreza, desigualdad y una moneda en caída libre.
La ironía es que mientras Milei acusa a la Agenda 2030 de "violentar el derecho a la propiedad y a la libertad", en Argentina, miles de ciudadanos pierden su poder adquisitivo y se ven despojados de su dignidad. ¿De qué libertad habla cuando cada vez más personas caen en la indigencia? ¿Dónde está la solución mágica que nos prometió? ¿Dónde están esos dólares que tanto cacareó durante su campaña? Parece que las promesas de cambio que Milei vendió a los argentinos no eran más que humo.
Pero lo más frustrante de todo es que mientras Milei y su equipo de aduladores se pasean por el mundo, el país sufre. En lugar de enfrentar los problemas que verdaderamente importan —la inflación, la falta de inversión, el desempleo—, Milei dedica su tiempo a atacar a organismos internacionales y a tejer una narrativa absurda que nada tiene que ver con las necesidades reales de los argentinos. Su obsesión con la "libertad" parece más una fachada para ocultar su incapacidad de gobernar y de ofrecer soluciones concretas.
Es hora de que Milei deje de vender humo y se enfrente a la realidad. El país necesita un presidente que esté dispuesto a poner manos a la obra, no uno que se dedique a hacer shows internacionales mientras la casa se quema. Ya no podemos seguir tolerando este nivel de desconexión y desprecio por la situación que atraviesa Argentina.