Milei, el presidente camaleónico: cambia de aliados, despide a quien lo contradiga y ve conspiraciones en todos lados
Javier Milei demuestra una vez más su incoherencia y autoritarismo al cambiar de aliados según su conveniencia, atacar a quienes antes idolatraba y despedir a cualquier funcionario que se atreva a contradecirlo. De Cavallo a De los Heros, nadie está a salvo si no sigue la línea del Presidente. Además, su creciente paranoia con los medios y su rechazo a cualquier crítica lo muestran cada vez más desconectado de la realidad. Mientras la economía colapsa, él sigue creyendo que todo está bajo control y que el problema son los demás.
POLITICA NACIONAL
Por Julian Pereyra
2/11/20252 min read


Javier Milei se ha convertido en un personaje que ni siquiera resiste su propio archivo. Su discurso cambia según la conveniencia del momento, sus ídolos de ayer son los "impresentables" de hoy, y cualquier funcionario que ose salirse del libreto oficial es directamente despedido sin miramientos. Lo que estamos viendo no es la conducción firme de un presidente, sino los berrinches de un adolescente caprichoso que no tolera la mínima disidencia.
La última muestra de su absoluta falta de coherencia fue su ataque contra Domingo Cavallo. Sí, el mismo Cavallo que Milei idolatró durante años y a quien consideraba un prócer de la economía, de repente pasó a ser un "golpista" que “torpedea y sabotea” su plan económico. ¿El motivo? Que Cavallo, en su rol de economista, empezó a señalar las inconsistencias del rumbo económico del Gobierno. Milei no lo toleró y no solo lo atacó públicamente, sino que además despidió a su hija, Sonia Cavallo, de su cargo en la OEA, dejando en claro que no hay margen para la mínima disidencia en su gobierno.
Pero no es la primera vez que Milei le suelta la mano a quienes en algún momento defendió con uñas y dientes. A Mariano de los Heros, quien estaba al frente de la ANSES, también lo echó sin dudarlo por haberse atrevido a hablar de una reforma previsional que al Presidente no le interesaba discutir en ese momento. "La agenda la determino yo", dijo con tono de jefe autoritario. No importa si la realidad impone ciertos debates, si los números indican que hay que tomar decisiones urgentes o si sus propios funcionarios creen que ciertos temas son ineludibles: Milei impone su voluntad como un monarca absolutista, y el que se atreva a cuestionarla, "vuela por los aires", como él mismo lo dijo.
Incluso los periodistas que lo defendieron desde el minuto uno empiezan a tener problemas con él. En la última entrevista que dio en A24, Milei explotó de furia porque supuestamente intentaron sabotearlo, acusando al canal de interferir con el sonido y de tener gente haciendo ruido en el estudio. La paranoia del Presidente con la prensa ya es un síntoma preocupante. Cualquier pregunta incómoda, cualquier comentario que no sea una ovación a su figura, lo considera un ataque o una conspiración en su contra.
Mientras tanto, la realidad avanza y Milei sigue en su mundo de fantasía, donde no hay inflación, hay "salarios de 1100 dólares", la economía está creciendo a toda velocidad y la "deflación" nos está salvando a todos. Claro, para ver todo eso hay que vivir en la burbuja presidencial, donde la única verdad es la que él mismo dicta. Afuera, en la Argentina real, los precios siguen subiendo, los sueldos no alcanzan y la incertidumbre es total. Pero para Milei, el problema son los que lo contradicen. Por eso despide a funcionarios, insulta a sus exídolos y ve enemigos en todas partes. Así gobierna un presidente que se niega a aceptar la realidad.