Milei en Córdoba: la patética excusa para tratar de defender a su hermana y burlarse del pueblo
En Córdoba, Javier Milei intentó defender a su hermana Karina frente al escándalo de coimas en la ANDIS con una excusa risible: “son audios de peluquería e inteligencia artificial”. Entre promesas vacías, abrazos estratégicos y un acto con escasa convocatoria, el presidente mostró que el discurso moralista contra los “kukas” se convirtió en cinismo puro, riéndose en la cara del pueblo argentino mientras evita dar respuestas serias sobre corrupción y gestión.
POLITICA NACIONAL
Por Camila Domínguez
9/20/20253 min read


En pleno corazón de Córdoba, Javier Milei volvió a mostrarse frente a sus militantes, pero esta vez la escena fue menos épica y mucho más patética. Lo que debía ser un acto de campaña con aire de solemnidad terminó convirtiéndose en una exhibición de excusas ridículas y de cinismo descarado, en la que el presidente intentó desmentir los audios que involucran a su gobierno en un caso de coimas en la ANDIS, y donde, para colmo, su propia hermana, Karina Milei, figura como protagonista. ¿La defensa del mandatario? Ni más ni menos que un “son audios de peluquería e inteligencia artificial”. Sí, leyeron bien: audios de peluquería. Como si los problemas de corrupción en Argentina se resolvieran con un secador y unas tenazas, mientras la inteligencia artificial carga con toda la responsabilidad de difamarlo.
El espectáculo comenzó con una convocatoria risible: militantes contados y dispersos, runners que pasaban por el Parque Sarmiento y algún curioso que más que apoyar parecía mirar un show callejero. Nada que ver con la multitud que lo recibió en 2023. Pero Milei, firme en su rol de maestro de ceremonias, quiso transmitir la ilusión de un pueblo unido detrás de él. Entre aplausos intermitentes y algún “ole, ole, ole” dirigido a su perro Conan –sí, Conan, el cordobés más ovacionado del acto–, el presidente lanzó su perorata sobre los audios: mentiras, operetas, calumnias. Todo con la seriedad de quien cree que un “chimento berreta” puede revertir la evidencia de la corrupción.
Lo verdaderamente indignante no es la excusa en sí, sino la doble moral que Milei exhibe con un descaro olímpico. Recordemos al Milei pre-2023: un líder que prometía moralidad absoluta, superioridad ética y un rechazo categórico a los “kukas” y sus trapisondas. Ese Milei que decía que nadie en el Estado podía engañar a los argentinos. Hoy, ese mismo abanderado de la honestidad máxima reduce el caso de coimas en el organismo público a un chisme de peluquería, mientras su hermana forma parte del escándalo. ¿No era él el que venía a limpiar la política de la mugre de los otros?
El acto, entre abrazos estratégicos, remeras violetas y banderas de juventud, se convirtió en un muestrario del circo político. Milei intentó mostrarse cercano al pueblo mientras hablaba de la “Tierra Prometida” y prometía que la inflación sería solo un recuerdo para 2026, sin dar una palabra sobre el riesgo país, la disparada del dólar o el uso de reservas para frenar la crisis económica. Todo ello mientras su relato sobre los supuestos ataques del “partido del Estado” sonaba a excusa barata para tapar errores propios y desviar la atención.
El colmo del acto fue la aparición de las Fuerzas del Cielo, un grupo interno del libertarismo que llegó en remeras rojas y estandartes medievales, que, pese a sus gestos de potencia, terminó cruzándose con militantes de izquierda en un enfrentamiento menor. Una metáfora perfecta de lo que es hoy La Libertad Avanza: ruido, teatralidad y poca sustancia.
Y así, entre promesas vagas, desmentidas infantiles y shows para la foto, quedó claro que el Milei que criticaba a los “kukas” por corrupción y doble moral se transformó en un maestro del cinismo. Ese mismo que juraba superioridad ética sobre los demás, hoy se ríe del pueblo con la misma ligereza con la que acusaba a sus rivales. La ironía no puede ser más amarga: quienes se presentaban como los paladines de la honestidad y la virtud moral terminaron usando excusas ridículas, audios de peluquería y tecnología para justificar sus propias irregularidades.
En conclusión, lo que quedó en Córdoba no fue un acto de campaña, sino un espejo de la política argentina: promesas grandilocuentes, excusas risibles y líderes que se creen por encima del bien y del mal, mientras el pueblo observa, incrédulo, cómo se ríen de él con la misma frivolidad que antes atribuían a los demás. Milei, el puritano libertario, demostró que, a veces, la diferencia entre el “ellos” y el “nosotros” es solo cuestión de espectáculo, no de moral.