Milei y la destrucción del empleo: precarización récord, despidos masivos y beneficios para los ricos
Un año de Milei en el poder y el panorama laboral en Argentina es desolador: casi 200.000 empleos destruidos, una precarización récord y un ajuste que golpea a los trabajadores mientras beneficia a los más ricos. La construcción, la industria y el sector estatal están en crisis, los precios de servicios esenciales se disparan y el Gobierno, lejos de aliviar la situación, baja impuestos a los autos de lujo. Un modelo que empobrece a la mayoría para enriquecer a unos pocos.
POLITICA NACIONAL
Por Julian Pereyra
2/6/20253 min read


El ajuste salvaje de Javier Milei ya tiene sus primeras víctimas: los trabajadores. En apenas un año de gestión, cerca de 200.000 personas perdieron su empleo formal en Argentina. 200.000 familias golpeadas por el desempleo, mientras el Gobierno sigue recortando derechos y destruyendo cualquier posibilidad de estabilidad laboral.
El sector más afectado fue la construcción, devastado por la paralización total de la obra pública. Empresas enteras cerraron, miles de trabajadores quedaron en la calle y las perspectivas para el 2025 no son mejores. Pero el impacto no se detuvo ahí. La industria, el comercio y el empleo estatal también se desplomaron, profundizando la crisis de empleo y precarización.
Para Milei y su gobierno de CEOs, esta crisis no es un problema, sino un objetivo. Luis "Toto" Caputo lo dejó bien claro: el desempleo es una "obviedad" dentro del modelo libertario. Dicho en otras palabras, los despidos no son una consecuencia indeseada, sino el verdadero plan. Menos trabajo, menos derechos, menos protección. Un país diseñado para que unos pocos ganen y la mayoría sobreviva.
Trabajo en extinción: la era de la precarización
Los números son elocuentes: en solo un año, se perdieron 185.000 empleos formales y creció el monotributo en 25.000 personas. ¿Qué significa esto? Que el trabajo registrado, con derechos y estabilidad, se derrumba, mientras miles de personas son forzadas a la precarización, obligadas a aceptar cualquier tipo de empleo sin aguinaldo, sin vacaciones, sin obra social. El sueño libertario hecho realidad: trabajadores sin derechos y empresarios con más ganancias.
El sector estatal también fue blanco del ajuste: 51.000 empleados públicos fueron despedidos, mientras Milei y sus ministros repiten hasta el cansancio que "el Estado es una cueva de ñoquis". Detrás de esas palabras, lo que realmente se esconde es el desmantelamiento de servicios esenciales. Menos médicos, menos docentes, menos investigadores. Un país cada vez más empobrecido y con menos futuro.
Precios por las nubes, sueldos por el piso
Para completar el combo de destrucción, la política económica de Milei no da respiro: sube la luz, el gas, el agua, el transporte, la carne, la nafta, el azúcar, los lácteos. Todo se encarece, pero los salarios siguen sin alcanzar. ¿Y qué hace el Gobierno ante esta crisis? Bajar impuestos a los autos de lujo.
Mientras la mayoría del país sufre para pagar lo básico, los millonarios festejan porque ahora importar un Porsche o una Ferrari es más barato. Este es el modelo de Milei: beneficios para los de arriba, miseria para los de abajo.
El ajuste no es contra la casta. Es contra los trabajadores, los jubilados, los docentes, los médicos, los científicos, los pequeños comerciantes. Es contra cualquiera que no forme parte del círculo exclusivo de poder que hoy gobierna Argentina.
El 2025 será aún peor si no frenamos este desastre
Los indicadores ya muestran que la situación del empleo no mejora. El mercado laboral sigue en crisis, la inversión no aparece y el consumo se derrumba. Pero el Gobierno insiste en su receta: más ajuste, más recortes, más despidos.
Si algo queda claro después de este primer año de Milei, es que su gestión no es un proyecto de crecimiento ni de desarrollo, sino de destrucción. Un país donde cada vez más personas pierden su empleo, donde el salario real cae, donde los servicios esenciales se vuelven inaccesibles, pero donde los autos de lujo son más baratos.
Esta crisis no es un accidente. Es el resultado de una decisión política. Y si no se pone un freno, el futuro de Argentina será aún más oscuro.