Otro golpe a la salud pública: despidos masivos y amenaza de cierre en el Hospital Laura Bonaparte

El histórico Hospital Laura Bonaparte, emblema nacional en la atención de salud mental y adicciones, enfrenta una de sus crisis más graves. Más de 1.400 despidos de médicos, psicólogos, psiquiatras, enfermeros y otros profesionales esenciales ponen en jaque la atención de más de 800 pacientes y amenazan con el cierre definitivo de la institución.

POLITICA NACIONAL

Por Camila Dominguez

1/16/20252 min read

La salud mental en Argentina está bajo ataque. El Hospital Laura Bonaparte, único en el país dedicado exclusivamente a la salud mental y las adicciones, vuelve a ser el centro de una tragedia anunciada. El gobierno nacional, bajo el pretexto de "ajustes necesarios", despidió a más de 1.400 médicos, enfermeros y profesionales de la salud. Entre ellos, 40 psicólogos, 20 psiquiatras y médicos clínicos, enfermeros, odontólogos y farmacéuticos. Un golpe brutal para una institución que ya estaba al borde del colapso.

Este histórico hospital, que desde 1889 brinda atención especializada y gratuita, se encuentra nuevamente amenazado de cierre. La excusa, como siempre, es la austeridad y la necesidad de reducir el gasto público. Pero mientras echan a profesionales que sostienen la salud de miles de argentinos, personajes como el vocero presidencial, Manuel Adorni, continúan ampliando sus estructuras burocráticas, contratando a más de 200 empleados en la Secretaría de Comunicación y Medios.

¿Recorte o abandono deliberado?

La situación del Hospital Laura Bonaparte no es nueva. Desde hace meses, los trabajadores denuncian el deterioro de las condiciones laborales y la falta de recursos básicos. Ahora, con estos despidos, la atención de más de 800 pacientes queda prácticamente desmantelada. Solo queda un trabajador social en una institución que, hasta hace poco, contaba con cinco. Las guardias médicas, esenciales para emergencias, están en riesgo de desaparecer.

"Nos están dejando sin nada. Yo soy psicóloga, y aunque puedo buscar trabajo en otro lugar, mis pacientes no tienen otra opción. ¿Adónde van a ir?", se lamenta una trabajadora del hospital.

El gobierno parece haber decidido que la salud pública es prescindible. Bajo el discurso de eliminar los "ñoquis" en la administración, está echando a profesionales que son fundamentales para garantizar derechos básicos como el acceso a la salud mental.

La hipocresía del ajuste

Lo que resulta más indignante es el doble estándar del ajuste. Mientras se despide a médicos y enfermeros, se amplían cargos en áreas no esenciales. Los trabajadores de la salud, que enfrentaron la pandemia y sostienen un sistema precario, son ahora tratados como un gasto que hay que recortar.

La tristeza y la indignación se mezclan frente a esta realidad. El Hospital Laura Bonaparte es mucho más que un edificio: es un refugio, un espacio donde miles de argentinos encontraron ayuda en momentos críticos. Su cierre sería una sentencia para pacientes que no tienen otra alternativa.

¿Hasta cuándo?

Este ataque al sistema de salud pública no es solo un ajuste económico; es un ajuste moral. Es la deshumanización de un gobierno que prioriza cifras sobre vidas. Que expulsa a médicos mientras protege a funcionarios privilegiados.

La asamblea convocada por los médicos y trabajadores del hospital es una luz de esperanza en medio de esta oscuridad. Pero no pueden pelear solos. La salud mental es un derecho, y es hora de que como sociedad digamos basta. No podemos permitir que el Hospital Laura Bonaparte, símbolo de la lucha por una salud pública inclusiva, sea destruido por intereses mezquinos.