Otro golpe al bolsillo: la nafta vuelve a aumentar mientras Milei incumple otra promesa de campaña
El precio de la nafta vuelve a aumentar, desmintiendo otra promesa de campaña de Javier Milei. Mientras el litro supera cómodamente los mil pesos, los conductores enfrentan un golpe directo al bolsillo, con más presión inflacionaria en un mes crítico. La realidad de los combustibles expone una vez más la ineficacia y las mentiras del gobierno libertario.
POLITICA NACIONAL
Por Julian Pereyra
11/29/20242 min read
La nafta sube otra vez, y con este nuevo aumento, los conductores argentinos ven cómo llenar el tanque se convierte en un lujo casi inaccesible. El incremento estimado del 3% en diciembre no solo golpeará directamente a quienes dependen de sus vehículos para trabajar, sino que también añadirá más presión a la inflación en un mes que ya de por sí es crítico.
Lo irónico es que no hace tanto los trolls libertarios celebraban como si fuera un logro histórico la supuesta baja en el precio de los combustibles. Sin embargo, bastaron apenas unos meses para que los aumentos regresaran con más fuerza. Ahora, el litro de nafta se consolida por encima de los mil pesos, mientras el gobierno sigue ajustando el bolsillo de los argentinos.
Lo que más indigna es recordar a Javier Milei en campaña, asegurando que, bajo su presidencia, el precio de la nafta sería menor, porque "el mercado" lo regularía de manera eficiente. ¿La realidad? Muy distinta. Los combustibles no solo no bajaron, sino que ahora suben casi mensualmente, afectando a todos, especialmente a la clase trabajadora y a quienes dependen del transporte para subsistir.
Además, estas subas no ocurren en un vacío. Están impulsadas por factores como la devaluación mensual del tipo de cambio (crawling peg), el ajuste del impuesto a los combustibles y el aumento del precio internacional del barril de Brent. En resumen, un combo explosivo que desmiente la narrativa de la eficiencia libertaria y demuestra que las políticas actuales no están beneficiando al pueblo.
Mientras tanto, el impacto se extiende más allá de las estaciones de servicio. La suba de la nafta incide directamente en los costos logísticos, lo que terminará repercutiendo en el precio de los alimentos y otros productos básicos. De esta manera, el aumento de los combustibles se convierte en un motor para más inflación, justo cuando el gobierno decía querer bajarla a niveles del 1%.
En el país de Milei, llenar el tanque es un lujo, y el salario alcanza cada vez para menos. Mientras tanto, las promesas de campaña se desmoronan una por una, dejando en claro que las soluciones mágicas que vendían los libertarios eran, en el mejor de los casos, mentiras. Y así seguimos, con una economía golpeada, un pueblo cada vez más empobrecido, y un gobierno que, en lugar de cumplir, sigue ajustando.