Rechazo a los vetos de Milei en Diputados: otro tiro en el pie de un gobierno aislado y debilitado
Con la presión de una masiva marcha en defensa del Garrahan y la universidad pública, la oposición superó los dos tercios y dejó en evidencia el aislamiento de un gobierno debilitado, sin respuestas y con fracturas internas a la vista.
POLITICA NACIONAL
Por Julián Pereyra
9/18/20253 min read


La jornada de ayer dejó en claro que, cuando la sociedad se moviliza y el Congreso actúa en sintonía, el plan de ajuste del gobierno de Javier Milei encuentra límites. La masiva marcha universitaria frente al Congreso, acompañada por docentes, estudiantes, familias y trabajadores de la salud, se convirtió en el marco de una derrota parlamentaria histórica: la Cámara de Diputados rechazó los vetos presidenciales a la Emergencia Pediátrica y al Financiamiento Universitario, dos temas que habían encendido la bronca popular en los últimos meses.
Con más de dos tercios de los votos, la oposición le asestó un golpe demoledor al oficialismo, que quedó prácticamente aislado en su resistencia junto a La Libertad Avanza y parte del PRO. Fue una votación categórica, que expuso no solo la debilidad del Presidente sino también la fractura de su estrategia de confrontación permanente.
Desde temprano, miles de personas se movilizaron hasta el Congreso para exigir la defensa de la universidad pública y del Hospital Garrahan, símbolos de inclusión, investigación y derechos sociales. Las banderas estudiantiles se mezclaron con las guardapolvos blancos, los carteles de “La educación no se vende” y los cánticos en defensa del sistema público de salud. La masiva presencia popular no fue decorativa: le dio respaldo político y social a una votación que de otro modo hubiese estado mucho más condicionada.
La foto del Congreso vallado y de la plaza repleta de manifestantes contrasta con el discurso oficial de un gobierno que intenta minimizar la protesta social. Sin embargo, quedó demostrado que la calle sigue siendo un actor central en la política argentina.
Un debut para el olvido
El flamante ministro del Interior, Lisandro Catalán, llegó con la misión de recomponer puentes con gobernadores y negociar respaldos parlamentarios. Su debut fue todo lo contrario: dos derrotas seguidas en temas sensibles, pese a los intentos desesperados de repartir ATN y buscar apoyos entre bloques provinciales. Los gobernadores le dieron la espalda, incluso aquellos que en semanas anteriores habían coqueteado con la Casa Rosada. El mensaje fue claro: no hay margen para acompañar una política que recorta fondos en áreas tan sensibles como la salud infantil y la educación universitaria.
La soledad del oficialismo
El rechazo a los vetos dejó en evidencia la creciente soledad del gobierno. Gobernadores y bloques federales que en otros debates habían acompañado al oficialismo esta vez se sumaron a la oposición, que logró consolidar una mayoría transversal. La Libertad Avanza quedó encerrada en su núcleo duro, junto a un sector del PRO, mientras que otros dirigentes de ese espacio decidieron desmarcarse y votar en contra del Presidente.
La interna en el recinto fue evidente: fugas de votos, reproches cruzados y un clima enrarecido que profundiza las divisiones dentro de la coalición oficialista. Lo que debía ser un gesto de disciplina y fuerza terminó convirtiéndose en un festival de tensiones que quedó a la vista de todos.
El doble discurso del “equilibrio fiscal”
Uno de los puntos más cuestionados al gobierno es la contradicción entre el discurso de austeridad y equilibrio fiscal, y la práctica de utilizar el ajuste como herramienta de castigo político. Mientras Milei niega recursos para hospitales pediátricos y universidades, su administración multiplica gastos discrecionales para blindar a sus funcionarios y premiar a sus aliados. Ese doble estándar terminó siendo intolerable incluso para bloques que hasta hace poco mostraban cercanía con el oficialismo.
Lejos de consolidar poder, el Presidente acumula derrotas y se “pega tiros en el pie” de manera sistemática. Cada veto, cada gesto de soberbia, cada rechazo a negociar profundiza la debilidad de un gobierno que se muestra incapaz de construir mayorías y que, en cambio, alimenta su aislamiento político.
La jornada de ayer fue una muestra de que la motosierra no es invencible. El Congreso, con un amplio arco opositor, y la sociedad, movilizada en defensa de derechos básicos, lograron ponerle freno a la lógica de ajuste permanente.
Un nuevo límite al ajuste
La derrota parlamentaria y la movilización popular marcan un antes y un después. La cadena de fracasos acumulados por el gobierno, sumada a la presión de gobernadores y a la fractura de aliados circunstanciales, configuran un escenario de creciente debilidad.
En definitiva, la sesión de Diputados y la marcha frente al Congreso fueron un nuevo freno al plan de ajuste de Milei. Una señal contundente de que la Argentina no está dispuesta a resignar salud y educación en nombre de un equilibrio fiscal que se usa como excusa para disciplinar y confrontar. El Congreso y la calle, juntos, demostraron que hay límites que el gobierno ya no puede ignorar.