Retenciones: Milei las sacó en 48 horas y la improvisación volvió a gobernar la economía
El gobierno de Javier Milei eliminó las retenciones al campo por apenas 48 horas, creando un caos que benefició únicamente a unas pocas grandes exportadoras de granos, mientras los pequeños productores quedaron afuera. Una muestra más de improvisación, privilegios para los poderosos y obediencia a presiones externas, que deja al país desconfiado, con mercados inseguros y la economía real desprotegida.
POLITICA NACIONAL
Por Julián Pereyra
9/25/20253 min read


El gobierno de Javier Milei volvió a demostrar que la improvisación y el show mediático pueden ser más importantes que cualquier plan económico coherente. Apenas unos días atrás, la eliminación de las retenciones al sector agropecuario fue presentada como un acto heroico, una demostración de libertad para los productores, un regalo “libertario” que prometía alivio a la economía argentina. Sin embargo, como todo espectáculo de dos días, la ilusión se desvaneció: a las 48 horas, las retenciones volvieron a estar vigentes, dejando en evidencia que no había ningún plan serio detrás de la medida.
Lo más doloroso no es solo la inconsistencia: es a quién benefició esta maniobra. Los $1.500 millones de dólares que supuestamente habrían ido a los productores quedaron concentrados en manos de seis grandes exportadoras de granos. Sí, seis cerealeras mientras el resto de los pequeños y medianos productores quedaron afuera, sin ver un peso de esa “libertad” temporal. El grueso de la sociedad tampoco salió ganando: menos recaudación significa más ajuste, más recortes y una economía que sigue soportando decisiones improvisadas que no favorecen al conjunto del país.
La historia se repite, y los guiños internacionales no faltan. El secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent, dejó clara su intervención: pidió terminar con las exenciones fiscales a los productores que convierten divisas. No hace falta ser un genio para darse cuenta de que la economía local ya no se maneja solo en Buenos Aires: hay un ojo extranjero dictando medidas que afectan a millones de argentinos. La maniobra de las retenciones cero, que duró menos que un fin de semana largo, muestra a las claras cómo el gobierno actúa más como administrador de intereses externos que como defensor de la soberanía económica del país.
El paralelismo con la gestión de Mauricio Macri y Luis Caputo en 2018 es imposible de ignorar. En aquel entonces, el ajuste de retenciones y la presión de organismos internacionales también beneficiaron a los grandes exportadores mientras los pequeños productores quedaban a la deriva. Hoy, con Milei y su equipo, el patrón se repite: decisiones rápidas, sin planificación, con un énfasis absoluto en beneficiar a unos pocos y mantener contentos a los actores poderosos del mercado. La historia parece enseñarnos poco, o nada.
Las consecuencias son previsibles y dolorosas: desconfianza en el gobierno, incertidumbre en los mercados, especulación constante, impacto directo en los precios de los alimentos y una credibilidad en la política económica que se desploma más rápido que la promesa de “libertad” de dos días. Cada decisión improvisada de este tipo deja una marca en productores, consumidores y en toda la economía real, y muestra que la política económica del gobierno se basa más en titulares que en resultados concretos.
Si de algo sirve este “festival libertario” de retenciones, es para demostrar quién gana y quién pierde. Mientras la sociedad sigue cargando con la incertidumbre y la falta de planificación, unos pocos grandes jugadores se llevan millones sin esfuerzo, y la influencia extranjera asoma cada vez más como factor determinante en la economía argentina.
En conclusión, esta historia no es solo un episodio aislado: es una radiografía perfecta de un modelo económico que se llama “libertario” mientras actúa como recaudador de privilegios para grandes empresas y obediente a intereses externos. La improvisación y el espectáculo pueden atraer titulares, pero el costo real lo paga la soberanía, el desarrollo y los argentinos comunes. Y mientras las retenciones vuelvan y se quiten como si fueran un juego de manos, el país sigue pagando por un plan que nunca existió y que beneficia únicamente a quienes ya tienen todo.