Sadismo con motosierra: Milei vetó a los jubilados, a los discapacitados y a la dignidad

Javier Milei vetó el aumento a jubilados, la emergencia en discapacidad y la moratoria previsional. En nombre del "déficit cero", les niega comida, remedios y dignidad a quienes más lo necesitan. Mientras tanto, hay millones para espionaje político y beneficios para los poderosos. El ajuste no lo paga la casta: lo pagan los abuelos. Esto no es austeridad, es sadismo con motosierra.

POLITICA NACIONAL

Por Julián Pereyra

8/4/20252 min read

Javier Milei cumplió su promesa: no con la casta, no con los banqueros, no con los que fugan dólares desde Puerto Madero, sino con los más pobres, los más viejos y los más vulnerables. Veto mediante, decidió tachar del mapa el aumento de 60 mil pesos para jubilados, declarar innecesaria la emergencia en discapacidad, y borrar de un plumazo la moratoria previsional que permitía a miles de mujeres y trabajadores informales acceder a una jubilación. En nombre del "déficit cero", Milei firmó el decreto más cruel de la historia democrática reciente. Una miseria ideológica convertida en política de Estado.

Lo hizo como siempre, con su latiguillo de goma gastada: "no hay plata". Pero la realidad no miente. Plata hay, pero no para ellos. Hay millones para fondos reservados de la SIDE, que este mismo gobierno engordó para que espíen opositores. Hay dólares para girar afuera, para liberar importaciones a multinacionales, para subsidiar el negocio de la deuda privada con Bopreal. Pero no hay $60.000 miserables para un abuelo que se acuesta con hambre, que no puede pagar los remedios, que sobrevive con un haber mínimo que da vergüenza y asco.

¿Qué tan miserable hay que ser para mirar a la cara a un jubilado que no llega a fin de mes y decirle que está "gastando más de lo necesario"? ¿Cómo se llega al punto de considerar que una persona con discapacidad es una amenaza para las cuentas públicas? ¿Qué clase de mente enferma cree que la “macroeconomía sana” se construye quitándole la comida a quien ya vive en la indigencia? ¿Quién puede dormir tranquilo sabiendo que su voto ayudó a poner en el poder a un tipo que, con una sonrisa de Joker de supermercado, veta el derecho a vivir con un mínimo de dignidad?

Porque eso es lo que está en juego: el derecho a vivir. A comer. A jubilarse sin depender de la caridad. A no tener que elegir entre una caja de losartan o un sachet de leche. Y lo peor no es solo lo que Milei hace: es que lo hace creyendo que está haciendo historia. Que está “corrigiendo los desmadres del pasado”. Que vetar a los jubilados y a los discapacitados es un acto heroico frente al "gasto político". Como si la vida de un jubilado fuera un capricho. Como si los medicamentos fueran privilegios.

Pero no. El problema de este gobierno no es el déficit fiscal. El problema son los jubilados. Los pobres. Las mujeres que limpiaron casas toda su vida sin aportes. Los hijos con discapacidad que necesitan asistencia estatal. Todo aquel que le recuerde a Milei que la Argentina real no es un Excel ni una planilla de balances del Banco Central. Son cuerpos. Estómagos vacíos. Miradas apagadas. Y sí: votos que, quizás, algún día le den la espalda.

Este no es un ajuste. Es una venganza. No es liberalismo: es crueldad. No es una motosierra: es una trituradora de almas. Milei y su gabinete celebran cada peso que le quitan a los de abajo como si fuera una medalla en Harvard. Y mientras tanto, los abuelos siguen contando monedas. Algunos, literalmente, mueren de hambre.

Decí lo que quieras, pero esto no es austeridad. Esto es sadismo con motosierra. Y es hora de ponerle nombre y apellido a esta vergüenza nacional. Se llama Javier Milei. Y está gobernando en tu nombre.