Streaming presidencial en tiempos de crisis: Milei juega al títere mientras el dólar se prende fuego
Mientras el dólar oficial roza los $1365 y la economía cruje, Javier Milei eligió enfrentar la crisis jugando con un títere en un streaming con Fantino. En lugar de medidas, hubo frases de cotillón, un decreto firmado en vivo y una desconexión total con la realidad. La gestión libertaria hace agua por todos lados, pero el Presidente parece más interesado en el show que en gobernar. Spoiler: el streaming del CONICET tuvo más audiencia. La ciencia flota. El circo presidencial, no.
POLITICA NACIONAL
Por Armando Ramirez
8/1/20252 min read


En un país donde el dólar oficial trepa a $1365 y el techo de la banda de flotación se vuelve más simbólico que real, uno esperaría que el Presidente de la Nación estuviera, al menos, en su despacho intentando evitar que la economía argentina termine de colapsar. Pero no. Javier Milei eligió otra prioridad: irse de joda digital con Alejandro Fantino y protagonizar una noche de streaming surrealista, en la que terminó haciendo de ventrílocuo con un muñeco libertario. Sí, leíste bien. Mientras el mercado ardía, Milei jugaba con un títere y recitaba frases de manual, como si la realidad pudiera taparse con una cortina de humo pixelada.
El sketch incluía joyitas como “el liberalismo es el respeto irrestricto del proyecto de vida del prójimo” y “la inflación es la pérdida de poder adquisitivo provocada por emisión monetaria”. Todo con la voz impostada del muñeco, que terminó siendo más coherente que buena parte del gabinete. Afuera, mientras tanto, el dólar se disparaba y los que todavía pueden comer carne ya no pueden pagar el alquiler. Pero el Presidente, imperturbable, hacía su número como si estuviera en una convención de cosplay de Hayek.
La escena llegó a niveles de absurdo cuando, en pleno stream, Milei se levantó y anunció que tenía que firmar un decreto. Como si fuera un streamer de ofertas flash, volvió a los minutos: “Ya está, lo firmé electrónicamente”. Todo muy institucional, todo muy serio. ¿Qué firmó? ¿Un DNU? ¿Un memorándum para importar más títeres? Da lo mismo. Lo importante es el show. Y si se puede hacer mientras la economía se prende fuego, mejor.
Pero la frutilla de esta torta vencida fue cuando Fantino, en complicidad con el coro de aduladores libertarios, preguntó por la intervención del gobierno frente al caos cambiario. La respuesta fue un unísono eufórico, casi histérico: “¡El dólar flota! ¡Y la tasa también!”. Risas, aplausos, delirio en el set. Afuera, comercios vacíos, tasas de interés impagables, vencimientos de deuda sin renovar y una economía estancada al borde del infarto. Pero tranquilos, flota. Como flota un cadáver en el Riachuelo.
El nivel de desconexión con la realidad no tiene precedentes. El país está sumido en una crisis profunda, el salario real está hecho puré, el consumo se desploma, la desocupación se expande como mancha de humedad, y el Presidente está jugando a ser YouTuber con un muñeco que habla como él. Todo esto mientras nos dicen que el plan económico avanza, que la inflación baja, que el riesgo país cae… Sí, cae, pero al pozo.
Como si todo esto no fuera suficiente, el streaming del Conicet —sí, el del instituto científico que Milei odia— tuvo más audiencia que su show con Fantino. La metáfora es tan precisa que duele: la gente prefiere ver peces reales en el fondo del océano antes que seguir mirando al presidente-payasito flotar en su propia burbuja de ego, fantasía y muñecos parlantes.
Y pensar que prometía que el dólar se iba a “caer como un piano”. Pero no: el dólar vuela y el piano sube. Lo único que se cae es el país.