Sturzenegger Golpea Duro: Fin de la Obra Pública y Despidos sin Restricciones para las Empresas
Federico Sturzenegger anuncia el fin de la obra pública y la flexibilización total de los despidos, golpeando a los trabajadores y al desarrollo regional. Estas decisiones benefician a los sectores más privilegiados, dejando a millones de argentinos sin estabilidad laboral ni mejoras en infraestructura. Su enfoque económico, centrado en el capital, ignora las necesidades reales del país y agrava la desigualdad, condenando a las provincias y municipios al estancamiento y abandono.
POLITICA NACIONAL
Por Camila Dominguez
9/3/20242 min read


Federico Sturzenegger ha dejado en claro que su visión económica está desconectada de las necesidades reales del país. Al afirmar que "la obra pública no vuelve más" y que las empresas podrán diseñar "el sistema de despidos que quieran", demuestra una falta total de consideración por los trabajadores y las comunidades. Estas declaraciones son un golpe directo a la seguridad laboral y al desarrollo regional. La eliminación de la obra pública y la flexibilización de los despidos solo profundizarán la desigualdad, dejando a los más vulnerables en una situación desesperante.
La flexibilización de las normas de despido, permitiendo a las empresas decidir libremente cómo y cuándo despedir a sus empleados, crea un ambiente laboral aún más precario. Esta medida favorece a los empleadores a expensas de la seguridad laboral de los trabajadores, aumentando la incertidumbre y la inestabilidad económica para miles de familias argentinas. ¿Dónde está la protección para aquellos que han dedicado años de su vida al desarrollo del país?.
Las palabras de Sturzenegger parecen dirigidas a satisfacer a un sector empresarial ya privilegiado, mientras ignoran por completo las necesidades de quienes dependen de un empleo estable y de la inversión estatal en infraestructura. La obra pública no solo genera trabajo, sino que también mejora la calidad de vida de millones de argentinos. Al descartarla, se condena a las provincias y municipios a un futuro de estancamiento y abandono.
La eliminación de la obra pública y la flexibilización de los despidos no solo afectan a los trabajadores y jubilados, sino que también tienen un impacto negativo en la economía nacional. La falta de inversión en infraestructura reduce la capacidad del país para crecer y competir a nivel internacional, mientras que la precarización laboral disminuye la calidad de vida de los ciudadanos y aumenta la desigualdad social. Estas políticas son un retroceso que socava las bases mismas de una sociedad justa y solidaria.
El mensaje que Sturzenegger envió a los gobernadores y a los empresarios es claro: los intereses del capital están por encima del bienestar social. En lugar de ofrecer soluciones a la complicada situación fabril, opta por profundizar el conflicto y la precarización. Esta política es una oportunidad desaprovechada para construir un país más justo y equitativo. En lugar de avanzar, retrocedemos hacia un modelo que solo beneficia a unos pocos, mientras que la mayoría sufre las consecuencias.