Tierra del Fuego en llamas: el gobierno elimina los aranceles y sentencia a la industria electrónica al abismo
El gobierno de Javier Milei decidió eliminar los aranceles a la importación de celulares y reducirlos en otros productos electrónicos, golpeando de lleno a la industria de Tierra del Fuego. La UOM respondió con un paro total por tiempo indeterminado ante una medida que podría dejar a miles de familias en la calle y destruir la economía provincial, donde el 35% del PBG depende de la producción electrónica. Mientras tanto, el ministro Sturzenegger admite posibles 60.000 despidos y propone convertir la isla en un parque de diversiones, dejando en evidencia el desprecio del gobierno por el trabajo y la industria nacional.
POLITICA NACIONAL
Por Camila Domínguez
5/15/20253 min read


El gobierno de Javier Milei acaba de pegarle un tiro en el pecho a la industria electrónica de Tierra del Fuego. La decisión de eliminar los aranceles a la importación de celulares, y de rebajarlos para otros productos tecnológicos, no solo desprotege a las fábricas instaladas en la isla: directamente las condena a muerte. Y con ellas, a miles de trabajadores y familias enteras que dependen de esos empleos para sobrevivir en una de las provincias más australes del mundo.
La reacción fue inmediata. La Unión Obrera Metalúrgica (UOM) de Tierra del Fuego anunció un paro total por tiempo indeterminado. No se trata de un capricho ni de un intento de presión: es la defensa desesperada de una provincia cuya economía depende en un 35% de la industria electrónica. Si cierran las fábricas, no es solo que caen los puestos de trabajo directos (más de 7.800), también colapsa toda la cadena de valor local. Es un efecto dominó devastador que amenaza con despoblar la isla.
Pero como si eso no alcanzara, aparece en escena el siempre impresentable Federico Sturzenegger, ministro de Desregulación, con sus delirios de académico desconectado de la realidad y su fanatismo por las teorías de mercado. El tipo admitió sin ponerse colorado que podría haber 60.000 despidos, pero lo dijo como si estuviera hablando de un número abstracto, sin rostro ni historias detrás. Peor aún, propuso que Tierra del Fuego deje de producir y se convierta en un “parque de diversiones mundial” para atraer turistas.
Sí, así como se lee. Un parque de diversiones. Como si fuera Disney. Como si las vidas de miles de familias pudieran reemplazarse con montañas rusas y souvenirs. La respuesta llegó desde la tierra que quieren convertir en circo: Oscar “El Zurdo” Martínez, secretario general de la UOM Río Grande, lo dijo sin vueltas: “Si quiere venir a Tierra del Fuego, que venga, que lo vamos a hacer divertir de lo lindo”. Y sí, van a arder los tachos frente a las fábricas. Van a sonar los bombos y los cánticos de los que saben que no tienen otro camino que pelear. Porque cuando te quieren quitar el pan de la mesa, no hay conciliación posible.
Todo esto ocurre mientras el gobierno festeja que no “salió del cepo” ni devaluó oficialmente, aunque los precios ya se mueven a 1400 pesos por dólar. La economía real está asfixiada, los insumos no entran, las pymes no pueden producir y la industria nacional se muere. Pero los libertarios sonríen porque bajaron los aranceles como si eso fuera un gol. A propósito: entre los votantes de Milei hay quienes confiesan sin vergüenza que lo eligieron porque “defendía mucho a Messi”. Así estamos. En un país donde las elecciones se ganan a fuerza de memes, arengas por TikTok y promesas vacías.
Y mientras tanto, Estados Unidos mira. No es descabellado pensar que detrás de esta ofensiva contra Tierra del Fuego hay algo más que ajuste fiscal o fanatismo ideológico. Hay una isla estratégica en el sur del continente, con posición geopolítica clave en el Atlántico Sur. ¿Será que el objetivo es despoblarla, destruir su tejido social y entregársela servida a Washington para una base militar o, peor, una base nuclear?
No sería la primera vez. Cada decisión del gobierno de Milei parece apuntar a una entrega sistemática de la soberanía, disfrazada de “modernización”. Todo lo que huela a industria nacional, producción local o defensa del trabajo argentino es un estorbo para este modelo de país donde solo gana el capital financiero. La receta es la misma: timba, deuda y sumisión a los intereses de afuera.
Y mientras los ministros se burlan de los despedidos, los voceros se ríen en conferencias de prensa, y los trolls aplauden como focas, el país real se desangra. Tierra del Fuego hoy es el epicentro de la bronca, pero la chispa puede prender en cualquier lado. Porque cuando no queda nada por perder, lo que queda es lucha. Y esta vez, la resistencia ya empezó.