Tragedia en la Argentina de Milei: un jubilado en grave estado tras violenta represión
En una marcha pacífica de jubilados y pensionados que exigían un aumento para poder subsistir, la respuesta del gobierno fue brutal: la policía desató una violenta represión que dejó a varios manifestantes heridos, incluyendo a un jubilado en estado crítico tras sufrir un paro cardíaco. Mientras los funcionarios privilegian sus agendas y viajes, los jubilados enfrentan palos y gases al pedir un sustento digno.
POLITICA NACIONAL
Por Camila Dominguez
11/6/20241 min read
La Argentina atraviesa uno de los momentos más oscuros de las últimas décadas. La imagen de un jubilado descompensado en el piso, después de sufrir la brutal represión de la policía, ha marcado un antes y un después. En una marcha pacífica en la que jubilados y pensionados solo pedían un aumento en sus haberes, un derecho básico para quienes, después de décadas de trabajo, apenas logran sobrevivir, el gobierno respondió con palos, gases y violencia desmedida.
En pleno reclamo, en lugar de respuestas, lo que los manifestantes encontraron fue la represión desatada por una policía dirigida por Patricia Bullrich y el propio gobierno de Javier Milei. Esta vez, la consecuencia fue gravísima: un jubilado, en medio del caos, sufrió un paro cardíaco, mientras la policía rodeaba el área sin permitir que nadie se acercara a ayudar. ¿Qué sociedad queremos construir si no hay lugar para cuidar de los más vulnerables?
El episodio no solo pone en evidencia la falta de empatía y sensibilidad de un gobierno que opta por la violencia como respuesta a la desesperación, sino también el abismo en el que están cayendo miles de argentinos. En lugar de reforzar los derechos y la seguridad de aquellos que han dedicado su vida al país, las prioridades del gobierno parecen estar en otro lado: viajes lujosos y eventos de protocolo en el extranjero. Mientras, en las calles, se persigue a aquellos que solo piden dignidad.
¿Esta es la Argentina que votaron los seguidores de Milei? Una Argentina donde se sofoca la voz de los jubilados y se permite que un adulto mayor esté en riesgo de muerte por el simple acto de pedir lo mínimo. Es una situación inaceptable, donde los jubilados están en una situación de emergencia y necesitan ayuda urgente, no gas lacrimógeno.