Universidades bajo ataque: represión, recortes y violencia en la lucha estudiantil

La lucha por la educación pública en Argentina enfrenta un nuevo embate: intervenciones policiales en universidades tomadas, recortes presupuestarios y discursos violentos que alientan ataques a estudiantes. La represión y la violencia se intensifican en un contexto de creciente conflicto.

POLITICA NACIONAL

Por Julian Pereyra

10/15/20242 min read

El ataque a las universidades públicas no es solo económico, sino también simbólico y violento. El gobierno de Javier Milei ha demostrado su intención de deslegitimar la lucha en defensa de la educación superior, con medidas que van desde el veto de la Ley de Financiamiento y un presupuesto 2025 insuficiente, hasta declaraciones incendiarias que fomentan la confrontación. La reciente irrupción de libertarios en la Universidad Nacional de Quilmes con gases pimienta, durante una asamblea pacífica, es un claro reflejo de las consecuencias de este discurso violento.

Los dichos de Guillermo Francos y del propio presidente no hacen más que avivar el fuego. Francos, en su intento por justificar el accionar del gobierno, comparó las tomas universitarias actuales con las de la década del 70, afirmando que estas conducen a la "guerrilla subversiva" y terminan "generando represión". Por su parte, Milei no se ha quedado atrás, catalogando a los estudiantes como "delincuentes que no quieren ser auditados" y atacando el "mito de la universidad gratuita" como un "subsidio de los pobres hacia los ricos". Palabras que buscan minar la legitimidad de la educación pública y gratuita.

El punto más alarmante llegó con la intervención policial en varias universidades tomadas por los estudiantes, en clara violación de la ley de autonomía universitaria. La presencia de la fuerza pública en los claustros no solo contraviene la normativa vigente, sino que también constituye un acto de provocación y hostigamiento hacia el movimiento estudiantil. Estas intervenciones ocurren en un contexto de creciente tensión, en el que jóvenes libertarios, respaldados por un discurso de odio promovido desde el poder, atacaron con gas pimienta a los estudiantes de la Universidad Nacional de Quilmes. Un hecho repudiable que demuestra hasta dónde puede llegar la escalada de violencia que alienta el gobierno.

Lejos de impulsar políticas educativas o sanitarias, la gestión de Milei ha consistido en una ofensiva constante para desmantelar programas, recortar financiamiento y perseguir a quienes defienden la educación pública. La intervención policial en las universidades muestra una falta total de respeto por la autonomía y por el derecho a la protesta pacífica. El gobierno parece decidido a aplastar cualquier forma de resistencia y a pisotear los principios democráticos que sostienen la educación superior.

La lucha en defensa de las universidades públicas no se trata solo de una disputa presupuestaria, sino de una pelea por el derecho a la educación y a la libre expresión. Ante un gobierno que recurre a la represión y la deslegitimación, los estudiantes y toda la sociedad deben mantenerse firmes en la defensa de la educación pública y gratuita, que es un derecho y no un privilegio.