Vergüenza y brutalidad: el gobierno de Milei volvió a reprimir a los jubilados con gases y palos

El gobierno de Javier Milei volvió a desatar una brutal represión contra los jubilados que marchaban en el Congreso exigiendo una jubilación digna. Bajo las órdenes de Patricia Bullrich, la Policía Federal, Gendarmería y la PSA arremetieron con gases lacrimógenos y golpes contra manifestantes indefensos, en un operativo desproporcionado y cruel. En lugar de garantizar derechos, el gobierno solo responde con ajuste y represión. Mientras los jubilados no pueden ni sobrevivir con lo que cobran, el oficialismo los castiga por protestar, dejando en claro que su único plan es el miedo y la violencia estatal.

POLITICA NACIONAL

Por Camila Domínguez

3/26/20252 min read

Las imágenes son desgarradoras. Ancianos acorralados, golpeados, gaseados, mientras un ejército de policías los reprime con una violencia desmedida. Otra vez, bajo las órdenes de Patricia Bullrich, las fuerzas de seguridad del gobierno de Javier Milei desataron una cacería contra los jubilados que solo exigen lo mínimo: poder vivir con dignidad. Pero en la Argentina de Milei y Bullrich, la respuesta a cualquier reclamo es la represión.

La marcha de los jubilados, que ya se ha convertido en un símbolo de resistencia frente a un gobierno que los condenó a la indigencia, volvió a ser atacada con una saña inhumana. La Policía Federal, la Gendarmería y la PSA actuaron como un brazo armado del ajuste, desplegando un operativo tan desproporcionado como salvaje. Gases lacrimógenos, golpes de bastón y motos embistiendo a manifestantes marcaron la jornada. No importa si tienen 70, 80 o 90 años, el gobierno libertario solo sabe responder con violencia.

Pero la brutalidad no se detuvo en los jubilados. Periodistas y fotógrafos también fueron agredidos. No es casualidad: el oficialismo no quiere testigos, no quiere que se registren sus crímenes. La policía llegó al extremo de apuntar directamente a los ojos de los reporteros gráficos con gas pimienta, en un intento descarado de silenciar cualquier evidencia de la represión.

El operativo dejó postales indignantes. La más grotesca, la de un jubilado en silla de ruedas rodeado por una jauría de efectivos policiales. ¿Qué tan cobarde tiene que ser un gobierno para necesitar decenas de policías para reducir a un anciano indefenso? ¿Qué clase de sadismo impulsa a Bullrich a ordenar semejante despliegue contra quienes ya lo han dado todo por el país?

Y como si fuera poco, la violencia del Estado no se limitó a la Plaza del Congreso. Entre los afectados por los gases estuvo una nena y su papá, que simplemente volvían del dentista. ¿Qué tiene para decir el gobierno de los “valores” ante esto? Nada. Solo el silencio de los cómplices que celebran la represión.

La realidad es clara: el gobierno de Milei no solo empobrece a los jubilados con su ajuste criminal, sino que también los castiga si se atreven a reclamar. No les alcanza con quitarles la moratoria previsional, con dejarlos sin medicamentos, con reducir sus haberes a niveles de miseria. También los reprimen, los golpean, los gasean. La imagen de este gobierno es la de un jubilado tosiendo en el suelo por el gas lacrimógeno, mientras a su alrededor un ejército policial “cumple órdenes”.

Esto no es seguridad. No es orden. Es la deshumanización más brutal de un gobierno que responde con palos a los que deberían ser cuidados. Milei y Bullrich han elegido el camino del miedo y la represión, pero la resistencia de los jubilados demuestra que hay algo que nunca podrán quebrar: la dignidad de quienes, pese a todo, siguen luchando.