Violencia oficialista y represión selectiva: la doble vara del régimen de Milei
Mientras José Luis Espert lanza amenazas desde el Congreso con total impunidad, la Justicia actúa con dureza contra quienes marchan por los derechos de los jubilados. Este es él doble estándar que impera bajo el gobierno de Javier Milei: una justicia paralela que protege a los violentos oficialistas y criminaliza a los opositores. La supuesta “anticasta” libertaria construyó su propia casta privilegiada, donde el odio se institucionaliza y la represión es política de Estado.
POLITICA NACIONAL
Por Camila Domínguez
7/28/20252 min read


Por estos días, mientras los jubilados argentinos marchan pidiendo lo mínimo indispensable —comida, remedios, dignidad—, el aparato represivo del gobierno los responde con gases, palazos y detenciones arbitrarias. Pero al mismo tiempo, desde su banca en el Congreso, José Luis Espert —diputado nacional y pieza clave del bloque oficialista— se despacha con amenazas, insultos y una violencia verbal que ya no sorprende, pero sí indigna. Y lo hace con total impunidad.
Espert no sólo avaló la represión contra jubilados y manifestantes pacíficos. La celebró. Llamó "pelotudos" a quienes marchaban, pidió "bala" para quienes protestan, y acusó sin pruebas a organizaciones sociales de extorsión y terrorismo. Todo desde su cuenta verificada, su banca legislativa y el blindaje mediático de los canales del régimen. ¿Reacciones institucionales? Ninguna. ¿Sanción ética? Ni hablar. ¿Repudio de sus pares libertarios? Al contrario: aplausos, retuits y complicidad.
Mientras tanto, a los militantes que acompañan las marchas por los jubilados los detienen. Los judicializan. Los reprimen. Como pasó el 16 de abril, como sigue pasando. El mensaje es claro: si levantás la voz por los que sufren, sos un delincuente. Pero si desde el poder escupís odio, sos un “libertario valiente”.
Esto no es libertad. Es privilegio. Es la impunidad de una nueva casta que se disfraza de antisistema pero reproduce lo peor del poder. La violencia que Espert vomita desde el Congreso no es aislada ni improvisada: es parte del aparato ideológico del régimen libertario. Un régimen que persigue al que reclama y premia al que incita al odio.
La justicia, mientras tanto, se acomoda al poder de turno. Hay una justicia para los pobres y otra para los Espert de la vida. Una que ignora los discursos de odio oficialistas, pero que responde con rapidez feroz ante cualquier expresión callejera de los que no comulgan con el dogma libertario.
José Luis Espert es hoy el símbolo de ese doble estándar. Puede amenazar sin consecuencias, mientras miles de argentinos son reprimidos por pedir un plato de comida para sus abuelos. El gobierno que prometió terminar con la casta, construyó la suya: una casta violenta, misógina, reaccionaria y blindada. No combaten privilegios, los mudaron de lugar.
¿Este es el "nuevo país" que nos vendieron? Uno donde la represión es política de Estado y la violencia es virtud si la ejerce uno de los suyos. Donde el odio cotiza en el Congreso y la solidaridad te puede llevar preso.
La Argentina libertaria huele a viejo. A dictadura en versión marketinera. A represión envuelta en retórica de libertad. Y Espert, a esta altura, ya no representa una voz disonante: es la voz oficial del régimen. Con micrófono, con banca, con poder. Y con un odio que, si no se frena, va a seguir cobrando víctimas.
Porque cuando la impunidad se institucionaliza, la democracia se degrada. Y en nombre de la libertad, nos están robando hasta el derecho a decir basta.